Así como Instituto, Boca se hizo fuerte al poder jugar en casa. El aliento, la cercanía, la pasión, o simplemente el básquet. Desde el primer partido con San Lorenzo, hasta el de hace unas horas con Platense, Boca no dejó dudas: fue el mejor de la Conferencia Sur en esta primera parte.
Le ganó por 18 al Ciclón, por 11 a Peñarol, por 30 a un Ferro que venía hecho una máquina, por 18 a Gimnasia que también llegaba con 3 victorias consecutivas, y por 22 a Platense, en el duelo de los dos equipos que arrastraban 4-0.
Y las figuras aparecieron cuando tuvieron que hacerlo. En un primer momento, Kevin Hernández, luego Boccia, Vildoza y Nesbitt, y en los últimos dos juegos se destapó Schattmann, como si a este Boca le faltara algo: el tirador promedia, en estos cinco juegos, 18 puntos.
Pero las estadísticas dicen más, y hablan por sí solas: este presente no es casualidad. El Xeneize es el segundo equipo de mayor eficiencia, con 100,2, el sexto en puntos anotados, con 81,4 por juego, el último en puntos recibidos, con 62,4; el primero en asistencias, con 20,2 por encuentro, el mejor en robos (10,2) y el primero en puntos de pelota perdida (22,5). También está tercero en eficacia en triples, con 37.9% Lo que se dice un equipo completo, peligroso de distintas formas.
En la previa todo indicaba que iba a ser un gran partido, pero la etiqueta que tiene Boca de ser uno de los candidatos del torneo tuvo trascendencia y se notó el poderío basquetbolístico del plantel. Hasta faltar tres minutos para el cierre del cuarto todo venía parejo: un encuentro muy intenso, con ambos demostrando su estilo de juego y el goleo se construía de a poco. Pero luego de un triple de Leandro Vildoza, al Calamar se le escapó el duelo de las manos. Se estancó totalmente y solo pudo convertir 2 tantos en lo que restó del periodo, para ir al entrecuarto perdiendo 23-15.
Al segundo segmento se podría decir que ocurrió uno de los peores lapsos de rendimiento en lo que va de la temporada en ambos equipos. Las estadísticas se aplanaron. Boca pasó de tener un 56% en tiros de campo a 41%, pero peor fue el desarrollo del Marrón que solamente encestó 2 puntos en todo ese parcial.
Lo único a destacar de los dirigidos por el Cholo Vázquez, es que supieron ejecutar por momentos buenas transiciones zonales en defensa, para que los Xeneizes no se distancien demasiado. La primera parte del dividido concluyó en el mando del juego colectivo de Boca por 31-17 y la gran actuación que tuvo Federico Aguerre en la suma de 14 puntos.
Para la segunda mitad la sintonía fue la misma a la del primer apartado. Los de Azul y Oro retomaron con la idea de compartir la bola y encontrar a los jugadores que mejor noche estaban teniendo. Leo Schattman, el goleador de Boca, se encendió para anotar 11 puntos, los cuales 9 fueron desde el perímetro y de manera consecutiva.
Mientras que Tense continuó sumergido en una laguna de errores e ineficacia, que lo sometió a estar 15 minutos sin anotar en el juego desde antes del descanso. El resto del tramo fue intrascendente, los de Vicente López lograron cortar la sequía con unos libres de Goldenberg, pero la suma de goleo en equipo fue un total de 7 en el chico. El tercer cuarto terminó nuevamente en el mando de Boca por 48-24.
En el último período, los locales bajaron el ritmo de intensidad y el Calamar logró mejorar un poco su imagen haciendo un mejor parcial. Se encontró con algunas cosas que venía demostrando en los partidos anteriores, en cuanto a la dinámica en la ofensiva y la defensa aguerrida.
Esos pocos destellos de un básquet regular le sirvieron a Platense para maquillar el resultado y sumar puntos en el caso de que llegue a haber una definición en la tabla por el goleo. Pero, en realidad, estaba claro que Boca había sido mucha más y que la ilusión, cada noche, se hace más grande.
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Informe: Prensa Platense / Prensa AdC. Fotografías: Liga Nacional
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