Un 29 de noviembre de 1951 nacía en San Miguel de Tucumán quien a la postre resultaría ser el máximo dirigente en la historia de nuestro básquet, y uno de los más notables a nivel global, Don Horacio Muratore.
De excusa contador público, sin lugar a dudas su verdadera profesión y pasión en esta vida pasa por el básquetbol. Primero como jugador y luego descubriendo y aprendiendo un oficio totalmente empírico como lo es el de dirigente.
Arrancó en Tucumán BB y luego pasó a la Federación Tucumana (83-92). Su primera prueba resonante llegaría al desembarcar en la CABB, tomando la posta dejada por el bahiense Rubén Rábano.
De su mano, a partir de 1992, comenzaron a verse los avances de manera integral para todas las selecciones argentinas, tanto en mayores como en menores, y a su vez una apertura cada vez más notoria hacia una rama femenina que venía bastardeada.
Su perfil de hombre de bien, meticuloso, amable y siempre predispuesto a trabajar de sol a sol por nuestra disciplina lo llevó a ser elegido primero como Presidente de Consubasquet, y luego de FIBA Americas.
Sin embargo el destino le tendría preparados nuevos desafíos al ideólogo de la Liga Sudamericana y principal gestor de la reactivación de la Copa Intercontinental, sin dejar de lado el impulso clave que le dio tanto a la Escuela de Técnicos como la de Árbitros.
El 29 de agosto de 2014 nuestro representante tucumano fue elegido presidente de FIBA, comenzando definitivamente su cambio a leyenda, en un periodo en donde trabajó codo a codo con las Federaciones regionales.
En esa época la vida le dio otro guiño, y entre tantas vueltas, quiso que coincidiera en tiempo y espacio con otra alma dedicada plenamente al baloncesto: Patrick Baumann. Junto con aquel Secretario General fueron una dupla de excelencia, que superó cualquier límite y puso a nuestro deporte en un pedestal inédito.
Al llegar el paso de antorcha en 2019, llovieron los elogios hacia su gestión, y si bien consideró que era momento de regresar al pago chico y dedicarle más tiempo a los suyos, su corazón naranja siguió tirando, y es por eso que aceptó el rol que hoy ocupa dentro de la Fundación FIBA.
Con muchísimos más aciertos que errores, Horacio Muratore sigue siendo tan gentil y humilde como el primer día. El que presta el oído, el de la palabra justa, quien siempre está del lado de quien trabaja para el beneficio colectivo.
La dirigencia argentina cuenta con la dicha de tenerlo a disposición 24/7, aun cuando su salud más de una vez le ha jugado alguna mala pasada. Sigue viviendo para y por el básquet, y así continuará por siempre, ya que su legado sin lugar a dudas será eterno.
¡Que los cumpla muy feliz querido Don Horacio!
Emanuel Niel
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