Y otra vez, ante las ausencias, aparecieron los pibes. Es que desde la pretemporada, San Lorenzo apostó a esta receta: que los jóvenes sean la cara de un equipo que compita lo mejor posible, al máximo nivel, apoyado por algunos hombres experimentados. De a poco, el trabajo silencioso de los pibes empieza a hacer resonar fuerte el Pando: triunfazo ante Riachuelo que inyecta mucha confianza para lo que viene.
Fue un partido de muy baja efectividad: ninguno de los dos alcanzó el 45% en tiros de campo. El local terminó con 42%, producto de 29/68 (22/43 2P y 7/25 3P); mientras que el Eterno quedó con 38%, con 27/70 tiros (21/45 2P y 6/25 3P). Los riojanos se quedaron, por ejemplo, con el duelo de pinturas, al ganar 38-32. La diferencia, estuvo en que el Azulgrana supo capitalizar con mayor eficacia las 10 pérdidas de su rival, consiguiendo 16 unidades tras recuperar, contra 8 de la visita.
Para colmo de males, como si fuera poco las ausencias de Matías Sandes y Mauricio Corzo, al comienzo del tercer parcial se le vino la noche al Ciclón: perdía a su principal arma ofensiva, José Defelippo, por una herida en la cabeza, por la cual recibió seis puntos de sutura. El nicoleño promedia 15,3 puntos, 6,7 rebotes y 5,4 asistencias, además de 18,9 de valoración (la más alta del plantel).
De esta forma, los otros pibes salieron a dar la cara y bancar la parada, comandandos bajo la conducción de Lucas Pérez, quien terminó con 17 puntos y 4 asistencias. Después: Facundo Rutenberg también sumó 17 además de 12 rebotes (23 de valoración); Agustín Facello culminó con 14, y Pérez Tapia con 10, además de los 8 tantos más 11 rebotes de Cerminato, anulando así los 20 porotos de Ricks Jr, el máximo anotador de Riachuelo y del cotejo.
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San Lorenzo va y se canta "vamos, vamos, los pibes", en Boedo.
Fotografías: Liga Nacional.
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