Juan Pablo Venegas, es un basquetbolista peruano que decidió migrar hace un par de años a Buenos Aires. A pesar de su corta edad (22), supo adecuarse a la nueva cultura. Transitar la pandemia con sus compañeros, formarse como profesional tanto dentro como fuera de la cancha. El base de Obras Sanitarias nos cuenta como inició su vínculo con el deporte y toda su dedicación detrás del telón.
La pelota inició picando en Perú, para Juan Pablo quien se dedica desde su adolescencia al básquet, ya que era el deporte principal de su colegio, y además tenía la motivación que su hermano mayor lo practicaba. “Lo empecé a seguir en básquet y sentía que era bueno, que destacaba entre los demás. Siempre jugaba con los más grandes. Con mi hermano llegué a jugar en torneos de la escuela. Él es cuatro años más grande y siempre tuve esa ventaja, de jugar con gente más grande y creo que eso me dio un plus”, expresó Venegas.
Su desarrollo fue creciendo, luego llegaría la convocatoria a la Selección Peruana de menores en dos oportunidades (sub 15-17), en una de ellas fue distinguido como máximo anotador. Su talento no pasó desapercibido y su aventura continuaría a 2850 km lejos de casa, cuando llegó la propuesta de mudarse a la Argentina con tan solo 16 años.
Su primera parada fue en Unión Florida, Juanpi llegó acompañado de su amigo y compañero de equipo, también por su padre- solo por una semana para instalarlo-. “Al inicio no fue tan difícil porque era muy chico y con las ganas que tenía era inconsciente de lo que hacia por ahí, no fue tan difícil. Vine con un amigo que jugaba en la selección, que jugaba hace mucho tiempo conmigo, los días eran mas llevaderos podíamos hacer cosas juntos. Aunque no salíamos a recorrer mucho porque éramos chicos y dependíamos de la familia, pero con el videojuego y eso se pasaba más el tiempo y bien”, recordó el base.
Se sintió familiarizado con el clima, que es muy similar a la capital incaica. Además confesó: “Me gusta mucho lo que es el básquet, el tema del deporte, como la gente es apasionada aquí, tanto en el futbol como el básquet. Es increíble , la pasión de los hinchas, como llenan la cancha. La ciudad es muy linda”.
Cada año era un aprendizaje nuevo para, Juan Pablo, tanto dentro como fuera del campo; de cambios de club, de casa a estudios superiores. “En el 2018 cuando llego a Obras me encuentro con otra realidad que es de manejarme solo, mas allá de estar con mis compañeros de la pensión de obras, cada uno se manejaba como quería. El tema de permisos ya no era necesario. Me tenia que manejar solo, mis compañeros y la gente me apoyaron en lo que podían. Fueron parte de mi crecimiento y me saco el sombrero por ellos”, señaló el basquetbolista.
Además de su incorporación al club decidió estudiar el profesorado de educación física, ya que se desarrolla en el mismo club. Venegas enfatizó que no está tan bueno estar pensando 100 % en básquet y tener otro ambiente también que no sea deporte, compañeros de otras actividades para hacer. Ya me queda poco y este año le voy a poner muchas ganas para tratar de terminarlo.
En su nueva cultura se siente cómodo y seguro porque puede vivir de lo que ama hacer, pero también extraña su tierra y a su gente. Es por ello que en su agenda hay dos o tres viajes programados para Lima-Perú. Según lo permita el fixture del certamen. “La verdad que es muy lindo cuando estoy ahí, por que te tratan como si fueras un Dios, ya que estas muy poco tiempo, entonces te miman de todas formas”.
En cuanto al deporte, el base de Obras señala que el básquet en Perú es muy bajo, además de estar suspendido por FIBA hay muy pocos torneos. Mientras que aquí es todo lo contrario, esta todo planificado. “Ahora que estoy en la liga nacional es todo diez puntos, la logística de los viajes, tomarse aviones, colectivos. Estoy agradecido por la oportunidad y la fortuna de haber pasado por este club y las personas que conocí”.
Sentirse querido y cobijado por personas que no son familiares, pero te tratan como uno es una satisfacción y un gran alivio, para los migrantes que no pueden recurrir a su familia o amigos de toda la vida cuando están a kilómetros de distancia. Juan Pablo se sintió y siente albergado por las personas que lo rodean y es por eso que durante la pandemia se sintió como en casa. El templo del Rock, fue su hogar por muchos meses junto a sus compañeros de equipo.
“Nos agarró en un momento de torneo, no se sabia si la pandemia duraba dos semanas, dos semanas más y más. Me tuve que quedar en el club Obras con mis compañeros Los Reclutados, nos quedamos largos siete meses. Pero teníamos la cancha para entrenar, para distraernos, el club para nosotros. Y mas allá de extrañar a la familia, se pasó bien, porque era como estar entre amigos, también aproveché para ponerme bien en forma”.
“Obras es mi casa, desde el primer día que llegué me dieron la confianza, todas las herramientas para poder desarrollarme como jugador y como persona también”. También agregó “me gustaría asentarme bien, ser el base titular de obras, tener buenos minutos , buen protagonismo, esto es día a día”.
Julia María Yacila Atoche
@Julai_11 en twitter
José Protto 14/03/2022
Una gran inspiración para muchos niños, adolescentes y deportistas del Perú y de toda América Latina.
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