La aparición protagónica de Golden State Warriors en la NBA generó un impacto, el cual, demostró seguir vigente. Desde la temporada 2015 hacia el presente inmediato, lo de Warriors ha sido realmente monumental y no parece terminar. Seis finales en las últimas ocho temporadas demostrando la dinastía construida con jugadores que, al mismo tiempo, cambiaron la forma de jugar en el básquet.
Hay que retrotraerse a las últimas dinastías construidas dentro del básquet. De pie para hablar y escribir de Chicago Bulls de Michael Jordan. Quien logró esa hazaña de 6 campeonatos en 8 temporadas dentro de un 100% de lo jugado. La era de Kobe junto a Shaq obteniendo su three-peat sumado a las tres finales del 2008,2009 y 2010 agregando dos títulos más en 7 definiciones.
San Antonio Spurs con su brillante big three habiendo ganado tres anillos desde el 2003 con la presencia de Manu hasta el último conquistado en 2014 ante Miami Heat 4-1 conservando toda su calidad, experiencia, oficio y maravilloso andar colectivo con diferentes nombres más allá de Manu, Parker y Duncan como emblemas y Popovich en la banca.
De ahí comenzamos a hablar de Golden State Warriors. Curry, Thompson, Green e Iguodala, todos nombres que comenzarían a repetirse hasta el día de hoy. Se llevaron la serie los Cavs de Lebron James 4-2 luego de comenzar 1-2 esa serie y ganar los tres últimos cotejos, el último 105 - 97 con un triple doble de Green e Iguodala aportando 25 pts y MVP de esas finales.
Hubo una continuidad absoluta dentro de la propuesta de Warriors con Kerr como su entrenador. Un equipo que llegó a cinco finales consecutivas, con cuatro campeonatos teniendo a Lebron James y sus Cavs encima y finalmente a los Raptors.
Perdió en el 2016 4-3 tras el polémico cierre con la suspensión de Green y Cavs recuperando un histórico 1-3. en 2017 y 2018 mostró un básquet de altísimo vuelo para derribar a Cavs 4-1 y 4-0 respectivamente. Un ritmo muy alto de juego, pocas posesiones, el tiro a distancia como valor primordial, los internos generando para los externos y Durant a puro fuego acompañando a Curry y Thompson.
Llegó el 2019 y Warriors no cedió ni en sus formas ni el hambre de ganar. Mantuvo a todos sus pilares de años anteriores, pero en este caso se encontró con un elenco con enormes fortalezas de juego, equiparando su energía en ambos costados y pudiendo sacar adelante la serie 4-2 con Leonard como MVP. De hecho, Klay Thompson sufrió su desgarro ligamentario cruzado anterior que lo sacó del juego (más allá luego de volver) pero que lo dejaría fuera por dos años.
Las temporadas 2020 y 2021 fueron difíciles para Warriors. La mencionada lesión de Thompson, no pudo volver y de hecho necesitó otra temporada más afuera debido a que nunca se recuperó en su totalidad. Curry también sufrió sendas lesiones que dejó al equipo escaso de soluciones para afrontar ambas temporadas. Fueron el peor elenco en la 19-20 y novenos en la 20-21 hasta ser rescatados por los regresos de sus all stars.
Llegó la 21-22, la vuelta de Thompson, la sed de revancha de Curry más el poderío como equipo que concretó. Jugadores jóvenes aclimatados rápidamente a la propuesta de Kerr, siguiendo a Curry como su líder más Green, la presencia de Iguodala y el ritmo de juego que volvió a sus raíces en San Francisco. Nuevo estadio, nuevas sensaciones y un semblante de ganadores.
Una dirigencia con el foco claro, lúcidos para tomar decisiones y el equipo haciendo el resto. Fueron por todo y los playoffs le dieron la razón. Impacto tras impacto. Casi sin dudar, y otro anillo dentro de una dinastía más vigente que nunca.
José Fiebig
@Josefiebig
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