Es inevitable remontarse y comparar lo sucedido hace seis meses en este mismo escenario, el Polideportivo Islas Malvinas de Mar del Plata. Fue precisamente el lunes 29 de agosto cuando la selección, todavía dirigida por Néstor García, pisaba La Feliz para recibir a Bahamas por el segundo de los dos partidos de la quinta ventana clasificatoria rumbo al mundial.
La expectativa era total. La albiceleste con plantel completo llegaba de un largo periplo – derrota incluida – por Canadá con el objetivo de cumplir con la expectativa y derrotar un débil equipo bahameño para tratar de mantener intacta la esperanza de estar en Japón - Indonesia – Filipinas.
La organización del partido que terminó llevándose el equipo nacional por 95 a 77 decidió poner a la venta las entradas en diferentes tandas, lo que generó que cada una de ellas se agotara al instante, y al mismo instante la queja de aquellos hinchas que se veían afuera del duelo y sin la chance de poder ver a Campazzo, Laprovíttola, Deck y compañía. Casi sobre el día del partido, los tickets se anunciaron sold out. La fiesta sería completa.
Quienes tuvimos la posibilidad de asistir al partido vimos un Poli lleno como nunca antes, desbordado. Era notorio que la cantidad de gente que asistió al juego era mayor a la que podía albergar las gradas. Si uno repasa las imágenes por YouTube, puede ver gente sentada en las escaleras. No cabía un alma.
Un nuevo desembarco de Argentina, esta vez en busca nada menos que de la clasificación al mundial, ante Canadá y Dominicana, volvió a generar mucho interés en la gente, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos en el mes de febrero, y todavía la ciudad puede verse inundada de turistas.
Sin embargo, desde el primer día en el que salieron a la venta las entradas el descontento del púbico se dejó ver a través de las redes sociales; en esta ocasión no tuvo que ver la modalidad de venta, sino por el precio de los tickets. La realidad de nuestro país genera que cada vez cueste más acceder en familia a un evento de estas características, como así también de situaciones de menor envergadura y mayor cotidianeidad. No obstante el hincha argentino dijo presente para alentar a la selección.
El Polideportivo lució como en sus mejores noches: vestido de gala (un gran juego de luces, pantallas y animación adornaron la noche basquetbolística), el público colmó la tribunas, que poco a poco fueron llenándose, pero que a la hora del partido podría decirse que estaban en un 100 por ciento de su capacidad. Esa vez, no hubo gente en las escaleras, no se presenció el desborde.
Pese a lo costoso de los precios, que la selección no pudo contar con algunas de sus estrellas, y que en frente se encontraba una Canadá de segundo orden, el espectáculo estuvo garantizado, y la gente así lo entendió: Supo que el equipo se jugaba una parada importante, y fue a alentarlo. Una vez más, acompañó. Ojalaá el domingo pueda darse el mismo marco.
Sebastián Ciano
www.pickandroll.com.ar
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