El Granate afrontaba su último juego en casa, y vivió una noche acorde, con una atmósfera repleta de expectativa, mucho acompañamiento en las gradas y un recibimiento especial, con luces y lluvia de papelitos, lo que le aportó un simbolismo interesante, como un agasajo para el mejor equipo de la región en esta etapa.
Todo eso sobrevoló en el aire y gravitó en el rendimiento, porque el elenco de Sebastián Saborido tardó en entrar en ritmo, en su idiosincrasia habitual y sufrió el primer tiempo. Sin embargo, corrigió con unas ráfagas en el complemento, con uno de sus rasgos: la presión defensiva para correr el campo.
Con esta alegría, Lanús culminó su recorrido con una marca impresionante de 25-7 (78%), que se explica en un extendido de diecinueve triunfos en sus últimos veintiún cotejos. Así se aseguró definir todos los playoffs de la conferencia como local y aguardará rival en Cuartos de Final. Por su parte, el Rancho quedó con un registro 13-18 y se ubica en el decimocuarto lugar de la zona, por ahora en play-in.
En el plano individual, el elenco del sur del conurbano volvió a disfrutar de una tarea integral de Andrés Lugli con 11 puntos, 9 rebotes, 5 robos, 5 asistencias y 24 de valoración; secundado por las anotaciones de Devonte Patterson y Lucas Di Muccio, ambos con 17 unidades. En el rincón perdedor se destacó Lowery con 15 puntos y 13 rebotes.
El cotejo arrancó con un dueño de casa maniatado, sin fluidez, como sumido en las emociones de las expectativas del público y el marco. Empero, el trámite se caracterizó por la paridad, con un Atlético Pilar lastimando en la pintura con Lowery (6) y las acciones de Gamboa (5). El Granate padeció la puntería torcida de triples (0/5) y se abasteció con las caídas de Alorda (5). Así se clausuró 15-15.
En el segundo capítulo, la segunda unidad del local le dio un aire fresco y clavó un pasaje 9-3 para tomar la delantera 24-18, con dos bombas de Franchino (6). El ritmo mermó, con una baja de intensidad general de los dos contendientes, aunque Lanús se mantuvo arriba 30-25, con 4:40 en el reloj. Marcon (5) y Bravo (8) tomaron decisiones y el Rancho estampó un sprint de 9-2 para irse al entretiempo en ganancia 34-32, dentro de un contexto de exigua calidad ofensiva (41% de campo para el anfitrión y 42% para la visita).
Tras las charlas en vestuarios, el Rancho prolongó su momento positivo, en un panorama de desprolijidades, con muchos yerros (3/16 de cancha para la visita) y pérdidas, para mantener una ventaja 42-41 en el electrónico, con 3 minutos en el reloj. Patterson (8) cazó la lanza con sus decisiones personales y ayudó al anfitrión a construir un parcial 10-3 con el que le bajó la cortina al episodio 51-45.
En el último capítulo se concretó el mejor momento de Lanús, que activó con otra determinación, presionando a la bola en defensa para forzar recuperos y salir disparado en contraataque. Lugli distribuyó, Di Muccio (9) aceleró y todos se prestaron la bola para un arranque demoledor de 18-3, con el que sepultó a Pilar con ese resultado parcial 69-48, con 5:20 por jugar. Desde ese punto ya no hubo retorno para el visitante. El Granate soltó destellos, con maniobras atildadas y transitó sin sobresaltos a la victoria.
Informe y fotos: Prensa Lanús.
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