Boca cambió para mejor, cambió el chip de la serie, cambió la mentalidad y su defensa, al menos en éstos dos partidos. El xeneize mostró otra cara (muy necesaria) en ciertos detalles que lo habían dejado 0-2 en Córdoba. Si bien tuvo chances como visitantes, logró como local asentarse en su defensa, en su oficio y finalmente cerrar a su favor ambos compromisos. Hubo claves para conseguir eso.
La localía de Boca comenzó a surgir efecto. Lleva 18 victorias en 25 presentaciones con 82.0 ppp sumado a un 72.0 ppp (y dejando a Instituto en solo 67.0 ppp). Ganó 8 de los últimos 10 encuentros y la gente se hizo sentir dentro de dos finales muy cerrados que también podrían haber tenido un ganador diferente. Logró imponerse y como sucedió en el playoffs de la 22-23, también le ganó en ambas oportunidades a Instituto.
La presencia de Schattmann fue y es determinante. El maragato sufrió una lesión en el tobillo que lo ausentó en el primer partido, apenas vio unos minutos en el segundo encuentro, pero como local jugó prácticamente sin molestias y en un alto nivel. Aplicó 25 pts y 5 asistencias en el Juego 3 siendo la figura y gran responsable de un éxito clave. La defensa tuvo que cambiar, Boca logró soltarse para tener otros recursos e iniciar por momentos desde el maragato las acciones. De hecho, el triple clutch de Mata en el Juego 4 arranca desde 20 con la bola.
Si bien Boca bajó sus números en ofensiva respecto de los primeros dos partidos y de su 80.7 ppp en la temporada (solo promedió 73.5 ppp en los dos partidos en casa), se esmeró por generar mucho más desde su defensa. Logró imponerse nuevamente sobre Leandro Vildoza, desconectó a Instituto, presionó muy bien cerca del aro, recuperó mucho más en la pintura y supo aislar a Pomoli y Lugarini. Realizó un buen trabajo sobre ambos, el uruguayo insistiendo de afuera y el santafesino defendido en bloque.
El xeneize supo salir a flote en los malos momentos. En ambos juegos, Boca llegó a manejar una apreciable diferencia pero Instituto se recuperó y estuvo a tiro de llevarse un partido. En el Juego 3, Boca solo llegó a ganar 63 - 62, allí apareció un parcial de 9-0 con Mata y Schattmann como figuras, un par de recuperos y un oficio clave.
En el Juego 4, Boca estuvo por debajo 62 - 58 pero nunca se desenfocó. Vildoza le dio la ventaja, y llegó el turno de Mata con el doble del empate y el bombazo del juego luego sumado al trabajo de Langston, otro de los puntos salientes.
Boca logró tachar ciertas virtudes de Instituto, imponer su plan defensivo y salir a flote. Quizás sin jugar del todo fluido ni vistoso, pero apostando a que su costado trasero sea fundamental. No dependió en exceso de Vildoza, El tandem Mata - Vega clausuró atrás y rindió adelante, dentro de un colectivo de mayor paciencia y soluciones. 
José Fiebig
@josefiebig
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