Las luces nuevas del gimnasio de Once Unidos, instaladas especialmente por requerimientos de la Televisión, no le vinieron bien al cervecero en el triunfo frente a Ferro, que tuvo ribetes emocionantes pero no debe haber dejado feliz al grupo por el bajo nivel de juego. Quilmes deberá mejorar mucho ante Boca para quedarse con la victoria, en los dos tableros. Difícilmente repita los pésimos porcentajes de los primeros tres cuartos, es verdad, pero también no debe olvidarse de que el sustento es la defensa, y el domingo la pasividad defensiva de los primeros treinta minutos fue alarmante.
La defensa de Quilmes permitió en la primera fase 84 puntos en contra y en la segunda fase lo mejoró hasta 80.9 de promedio. Pero además la intensidad le permite robar balones, provocar pérdidas en el rival, y forzar tiros incómodos. Es una realidad que el triunfo para Quilmes pasa por su trabajo atrás, mientras que ofensivamente también mejoró en referencia de la primera fase (87.4 pts) a la segunda (89.4 pts).
Esta noche el trabajo de los internos (Boozer y Ebong) para contener a Decarlo Deveaux y Robert Mc Cann será fundamental al tiempo que Ibarra tendrá que contener a Maximiliano Stanic (4 asistencias por juego), hacedor de juego visitante.
Boca, que no contará con Héctor campana (13.5 pts), está cuarto en la tabla de posiciones y aún perdiendo esta noche quedará tercero. Perdió además, un solo encuentro en la segunda fase (frente a Estudiantes de Bahía Blanca) y lleva ganados 10 de los últimos 11 partidos.
El equipo que dirige Fernando Duró es muy sólido defensivamente (es la defensa menos goleada del torneo con 76.4 pts), y no tiene un goleador determinante (Corey Allen es el líder con 15 pts por juego). Los juveniles Sandes, Sartorelli, Calderón y Guaita le dan una mano importante en todos los rubros, con sacrificio y talento.
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