Peñarol debe encontrar el rumbo que lo llevó a ser un equipo sólido. No es que no quiere volver, es que perdió el camino de regreso a fuerza de circunstancias fortuitas: La lesión que marginó de la Liga a Juan Manuel Locatelli, las esperanzas puestas en Tim Moore, que se fueron rápidamente a Estados Unidos, y una increíble racha de lesionados obliga al milrrayitas a jugar a lo que puede. Y se nota.
Anoche, una vez más, extrañó a su base titular y Juan Manuel Iglesias, el hacedor de juego visitante, dominó los tiempos del partido. Carlos Romano probó, primero con Fernando Rodríguez, luego con León Liguori y finalmente con Juan Pablo Sánchez como bases, y salvo por pasajes del “chiquitín” Liguori, nunca encontró respuestas de conducción. Fernando es hoy el nacional mas goleador de la liga (7mo en la gral.) pero no se siente cómodo jugando de “uno”.
Regatas a través de una asfixiante marca personal en el segundo cuarto corrigió muchos errores y emparejó el desarrollo que había comenzado mejor para Peñarol por el trabajo de Pittman en el poste bajo consiguiendo gol y sacando faltas a sus marcadores. Luis Oroño mandó a Eric Martin sobre Fernando, Malara sobre Pittman y Aw sobre Prickett y maniató la ofensiva local. Además el senegalés (12 pts en la primera mitad) le ganaba también en el aro ajeno a Jared Prickett, apoyado en el juego de cuatro perimetrales que se abrían y dejaban lugar para el uno contra uno del morocho extranjero. Las ayudas en Peñarol no funcionaban.
Los primeros 20 minutos fueron parejos (43-45) y Peñarol buscaba el quiebre del partido de atras para adelante, mejorando su defensa para aliviar el ataque. Como corresponde. Pero el reinicio en el tercer período fue un largo bostezo de cinco minutos. El partido cayó en un bache y ninguno sacaba diferencias, más por impericias propias que por méritos de las defensas. Hasta que Peñarol se despertó de la mano de Pittman que metió 6 puntos seguidos y corrió el contraataque por primera vez en la noche. Metió un parcial de 17-4: pasó de perder 48-52 a ganar 65-56 en los últimos cuatro minutos del parcial.
Parecía que el rumbo se había encontrado. Sin embargo tuvo un ataque de amnesia, se olvido como atacar y Regatas sacó fruto de cada cosa que Peñarol dio: de los cuatro rebotes en ofensivas que tuvo capitalizó sólo uno, un tiro mal tomado era una bandeja fácil del rival y además Regatas vulneró la defensa en triángulo y dos con Gabini jugando desde el perímetro hacia adentro y rompiendo el corazón de la defensa. A falta de 3:50 Peñarol ganaba por uno (77-76) pero se podía oler el final cerrado y los problemas para defender en Peñarol eran notorios. La visita no tuvo empachó en defender con foul y la respuesta de la línea fue 8/12 en libres. En cambio Regatas metió todo lo que tiró: 10/11 en dobles, 3/4 en triples y 6/6 en libres, es decir tiró para 40 y metió 35.
Una derrota dolorosa. Porque se pudo ganar, porque no jugó mal, porque fue de local, y sobre todo porque anuncia que Peñarol perdió el rumbo, el mismo que edificó tiempo atrás, cuando era patrón de su vereda.
Pablo Tosal
Peñarol (88) : C.F. Rodríguez (26), J. Pittman (24), J. Prickett (6), A. Olivares (11), H. Montenegro (9), formación inicial; L. Ligouri (4), J.P. Sánchez (1), M. Hedman (7) y D. Ferrero. DT: Carlos Romano.
Regatas (94) : J.M. Iglesias (16), R. Gabini (18), B. Aw (22), F. Malara (19), E. Martin (12), formación inicial; M. Pasquinelli (5), D. Alba (2), P. Fernández y O. Cantón. DT: Luis Oroño.
Cuartos: Peñarol, 25-22; 43-45 y 65-59.
DEJA UN COMENTARIO