El presente de ambos se diferencia por el estilo de juego, mientras Peñarol pena para encontrar el rumbo perdido, Quilmes tiene muy clarito que hacer, sin embargo sólo se llevan dos triunfos de ventaja 14 contra 12. Aunque es cierto que Quilmes sólo fue vapuleado dos veces, en cambio Peñarol alterna grandes actuaciones con caídas estrepitosas.
Ambos, por lesiones, han soportado bajas temporarias y permanentes, a lo largo del campeonato, pero para esta noche la salida del pivote Lamont Boozer condiciona seriamente las aspiraciones quilmeñas y abre una llave importantísima por donde seguramente Peñarol querrá abrir el camino de la victoria. Con Prickett, Montenegro, Olivares y Hedman, el Front Court milrrayitas es confiable y fuerte. Enfrente tendrá la oposición del más que nunca solitario ala Pivote, Ben Ebong, junto con Diego Cavaco que se disfrazará de interno.
Al tiempo que es justo decir que la rotación que Carlos Romano, técnico de Peñarol, realizó con los juveniles (León Liguori, Pablo ortega, Juan Pablo Sánchez, Diego Ferrero, Bruno Romano) hace que estén fogueados para participar de este encuentro especial, en cambio Oscar Sánchez apenas si puso a los juveniles para los partidos que estaban definidos, y sin minutos en cancha de Liga Nacional, quizás la responsabilidad pase factura. Algo es seguro, hoy lo tendrá que utilizar casi obligatoriamente.
La historia dice que el órgano del cuerpo que más se usa para esta clase de partidos es el corazón, pero en un deporte tan lógico gana quien logre negociarlo con el cerebro. Entonces si se dirá que Peñarol tiene ventajas en la previa.
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