Noche de indignación

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
• 01/10/2007
• (171 comentarios )

Lo que debía ser una fiesta de básquetbol se vio arruinada por un final violento cayendo nuevamente en el sin sentido tantas veces pregonado. Otra vez el periodista se sienta a escribir una crónica de un bochorno, mientras por dentro uno siente que nada pasará, que todo seguirá igual y que no tiene mucho sentido hablar mientras no se tomen medidas de fondo.

De todos modos hay muchas cosas por contar. Por ejemplo, parece que a Peñarol esta vez la situación se le puso complicada enserio. Porque más allá del repudio generalizado de todos los estamentos, hay un enojo grande por un nuevo papelón que viene desde afuera de la cancha.

“Me siento muy mal, tengo un chico en el hospital, parece que todo el esfuerzo que uno hizo para traer una fiesta a Monte Hermoso, no sirvió de nada, me siento como un boludo”, fueron las descarnadas palabras del intendente de Monte Hermoso, Alejandro Dichiara a Pick and Roll después de los incidentes.

La Asociación de Clubes tomó desde hace rato tercerizar las Copas aleatorias a la Liga Nacional como la Copa Argentina y el Super 8. Le fue muy bien. Por su propia ineficacia de organizar algo y porque las propuestas de quienes tomaron las iniciativas siempre fueron muy buenas. Incluso la de Monte Hermoso.

De todos modos sigue siendo la Asociación de clubes el responsable de la organización y acá hay detalles urgentes que marcar, insoslayables en el análisis.

Los hinchada de Peñarol esta futbolizada. Tiene que ver con el momento que la sociedad vive y no pretende esta nota hablar de lo que largamente Pick and Roll ya habló. Ahora bien, entendiendo la problemática se deben ejecutar urgentes las soluciones.

En Mar del Plata Peñarol juega todos los partidos con 25 policías obligatorios por partido así sea un juego intrascendente. Incluso la dirigencia de Peñarol tomó la decisión de poner 20 personas de seguridad privada de la agencia Brocal. ¿Por qué la seguridad aparte? Le pregunté a un dirigente. “Porque son necesarios” me respondió. Entendiendo que Peñarol juega además en el estadio más seguro del país donde el espectador mas cercano está mínimo a 5 metros de la cancha.

Vale decir esto es lo que hay, lo que todos saben. Ahora viene el grotesco de anoche.

Cuando ingresé al estadio noté que había sólo 8 policías de los cuales 2 eran personal femenino.

Esto es así: Si se organiza en Mar del Plata un partido amistoso de fútbol de verano entre Independiente y Racing y los técnicos deciden poner suplentes, ¿Qué hace la organización? ¿Baja la cantidad de policías al mínimo indispensable? Si así lo hiciese es la AFA y el CoProSeDe los responsables directos de tomar la decisión adecuada: Racing e Independiente por más amistoso que sea no pueden jugar con 20 policías. Esto es exactamente lo mismo.

Se trasladan los 50 hinchas del núcleo de la hinchada a Monte Hermoso y como todo acto de seguridad lo esperan 8 policías, que desconocen incluso las normas de los espectáculos deportivos y no están ni remotamente preparados para actuar. ¿Quién es el responsable de avisarle a la organización de Monte Hermoso como viene la mano?

Este fue el primer acto de la barbarie, la improvisación por desconocimiento de la seguridad. Potenciada por un hecho puntal, los que enfrentaron a los hinchas de Peñarol no fueron la policía sino el personal de seguridad de la organización, contratados para dar una mano. Chicos picantes pero con escaso conocimiento de como actuar en estos casos. Con 50 enardecidos lo último que hay que hacer es confrontar. Mucho menos en dichas circunstancia.

Entre la falta de prevención y el desconocimiento de como actuar, el caos del final era evidente y tangible. Se veía venir de la mano de la derrota. Recordemos que para los hinchas la culpa siempre es de los árbitros.

Cuando el partido entró en su punto álgido, sobre el final, dos veces fue detenido porque escupieron a los árbitros. Ya se sabe que el salivazo es una de las formas más indignantes de humillación que los árbitros (ni nadie) tienen porque soportar. Ojalá llegue el día que al primer escupitajo se suspenda el partido con sanción de puntos en contra del equipo.

Cuando los hinchas de Peñarol fueron ganando terreno y bajaron de la popular a la platea tras el aro, por los altos parlantes ridículamente se pedía que los hinchas de las plateas debían estar sentados ¿Desde cuando uno debe mantenerse sentando obligatoriamente en la platea?

Lo que en verdad se quería decir era “¿Qué hacen los hinchas de la popular tan peligrosamente cerca del campo de juego?” pero ya sabemos que hablar con eufemismos es otra pasión de los Argentinos. Los hinchas no entendían nada (y no querían entender) ¿En verdad les piden que se sienten? ¿Por qué no les piden que se vuelvan a sus lugares?

Resumen: A Peñarol se le había complicado el partido en la cancha y el espectáculo se había ido de las manos. Cuando los árbitros decidieron que si no sentaban todos no seguían, los hinchas doblaron la apuesta: “ay ay ay que risa que me da si no sigue el partido a la cancha vamos a entrar”.

El resultado poco feliz fue el ingreso en escena del Presidente de Peñarol, Domingo Robles y el secretario de la AdC y miembro de la Comisión Directiva de Peñarol, Alfredo Miño. Ambos con términos incorrectos, impropios de la investidura que portan querían que siga el partido si o si. Hay razón y lógica en el pedido. Equivocaron los caminos. Incluso el gesto que se pedía de ellos era: “Vayan a calmar a las fieras”.

Algo que también se esperaba de Sebastián “Tato” Rodríguez y Juan Manuel Locatelli, ídolos de la hinchada. Pero los jugadores deben haber pensado “No van los dirigentes, menos vamos a ir nosotros”.

Para demostrar una vez más que cuando algo sucede mal todos los factores intervienen, hay que resaltar que los árbitros se pusieron caprichosos en un pedido sin sentido. Si quieren suspender el partido que lo hagan por un escupitajo o cualquier otra situación de hecho (como por ejemplo que recuperen sus lugares) pero por un “tengo miedo” o “ojo que puede haber problemas” no tiene asidero alguno. Los hinchas no habían amenazado con entrar hasta que quisieron suspenderlo.

Por último, ya consumada la derrota los hinchas fueron a buscar a los árbitros y a sus propios jugadores, algunos enojados, otros no sabían que hacían allí y otros en el rito de llevarse la remera del jugador de souvenir.

Hasta que en el medio del polvorín alguien tiró una chispa. Y lógicamente estalló. El personal de seguridad privada de la organización se puso en patovica y quiso frenar a los hinchas y no hicieron más que unirlos bajo un mismo objetivo: pegarles.

Se vieron imágenes grotescas, donde a uno de los muchachos locales de la organización le patearon la cabeza mientras le pegaban entre tres. El dirigente Mario Godoy fue uno de los pocos dirigentes de Peñarol que pude divisar separando y poniendo calma. Aunque solo fueron menos de dos minutos, sirvió para amargarle la noche a todos y para una larga reflexión.

Luego del partido las voces de todas las personas presentes eran coincidentes: “Esto desbordó el límite de lo imaginable y debe frenarse ya”.

En el largo post partido Pick and Roll estuvo con diferentes estamentos y en caliente las declaraciones off the record son duras, durísimas. Pero el corolario será en frío igual de duro.

En principio el intendente de Monte Hermoso, Alejandro Dichiara, le confirmó hoy a Pick and Roll que ya presentó de ofició en el juzgado de su ciudad, la causa penal por los hechos de anoche, donde están identificados los agresores por los videos televisivos.

En el seno de la AdC evaluarían dos situaciones que Peñarol debe atajar: la expulsión de Alfredo Miño como miembro de la mesa directiva y una fuerte sanción al club que esta vez excedería lo económico, incluso alguien mencionó la posibilidad de quita de puntos antes del comienzo del campeonato.

Peñarol deberá desde sus directivos dar una rápida (urgente) respuesta política a los hechos de anoche en Monte Hermoso. Se ha ganado la antipatía de todos los estamentos e incluso la división de su propia gente (los verdaderos hinchas) que están hartos de ser siempre los reyes de los problemas por un grupo de inadaptados.

Foto: Gentileza Favio Latorre (Prensa Mun. de Monte Hermoso)

Pablo Tosal
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