La historia continúa

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
• 14/12/2007
• (26 comentarios )

Si fuera esta la primera vez que se ve un espectáculo con poca gente, acaso deberíamos hablar una vez más solo de la violencia o en realidad de cómo verla y sus consecuencias. Pero el Super 8 Clarín es una muestra más, en una larga lista, de la indiferencia que el público de Mar del Plata tiene por casi todo tipo de evento.

Hace menos de un mes atrás el grupo de música internacional Duran Duran convocó a menos de tres mil personas. En Mar del Plata fracasó Luis Miguel, incluso los marplatenses se jactan de ello. En el arte humorístico popular se dice que si viniera el Papa a la ciudad también fracasaría. Es posible. Esto lo dice con dolor un marplatense de 33 años.

El tema podría tener mil aristas de análisis. El club de fútbol Aldosivi que milita en la segunda división del deporte más popular, apenas lleva 2000 personas a la cancha por partido. Si se compara con ciudades que militan en la misma categoría como por ejemplo Tucumán que revienta la cancha cada vez que juega, el punto se grafica claramente. A esta altura el lector ya tiene mil conjeturas y cosas por decir al respecto.

Profundizar los por qué es un tema que puede derivar en mil ramas aunque mi teoría específica se divide en dos: Mar del Plata tiene 300 eventos de jerarquía por año y la idiosincrasia de su gente es negativa para las manifestaciones populares.

La única empresa (de fábrica con muchos empleados) que apoya el básquetbol es Metalúrgica Bonano (de los hermanos Daniel, Roberto y Marcelo). Luego varios comercios y mucho de “sarasa impositiva” en el resto.

El Super 8 Clarín es un evento sin precedentes en el básquetbol de Mar del Plata. La gente como siempre, como si nada, como Duran Duran, como Luis Miguel, como todo o casi todo lo que pasó.

Podrá caer antipático, seguramente lo es, de todos modos es un llamado a la reflexión para las próximas empresas que quieran desembarcar en la ciudad. Nunca un evento de básquetbol se programó de esta manera. Publicitariamente fue satisfactorio y muchos empresarios se dieron cita en lo que es casi un centro de convenciones para las empresas: el VIP del Polideportivo, pero de espectadores como hecho popular, menos diez.

Con los dos equipos de Mar del Plata afuera, las semifinales no convocaron a nadie, en una ciudad de setecientos mil habitantes. Y no porque aquí el básquet no prenda en la gente. Una vez más la gente de Mar del Plata demuestra que la indiferencia es su costumbre más popular.


Por otro lado, se dieron hechos de violencia, más importantes en la noche del miércoles que del jueves.

Esta claro que los dirigentes no quieren terminar con este flagelo, quizás por impericia, por desconocimiento o por imposibilidad de encontrarse solos, sin apoyo gubernamental ante los vándalos.

“A un perro se lo cura como se cura a un perro” puede sonar a un tono fachista, pero el que hace disturbios dentro de una cancha, como los pibes de Quilmes que se pasaron de una popular a otra para pegarles a los que los cargaban o el débil mental plateísta de Peñarol que luego de la derrota se la agarró con la esposa de un dirigente correntino no deben entrar más a la cancha.

Si las pulsaciones de un hincha están en 200 después de un partido que se pierde por un punto en la jugada del final, que salga del estadio y se descargue rompiendo su propio auto a patadas. Si se permite el ingreso de una barra de pibes que están pasados de marihuana, que se tomen los recaudos lógicos de la contención de chicos que 2+2 le da 67.

Dentro del mazo de cartas de la sociedad están los buenos, los malos, los locos, los altruistas, los hijos de puta y los chicos que no comen pero se drogan. Muchos de estos concurren a eventos deportivos, el básquetbol lógicamente también los alberga (cada vez más). Imposible no tomar recaudos en consecuencia. Esta más que bien cargar por la derrota ajena, esta mucho mejor prever la reacción de los que se sienten ofendidos por esas cargadas. Hay derecho a cargar y es más que lógico que el cargado quiere pegarle una trompada al que se burla ¿está bien?. No, pero es lógico.

Por ejemplo: salgo por una favela de Río de Janeiro con una cámara de video digital en mano para filmar lo que veo. Seguramente me dure 5 minutos antes que me la roben. ¿Está bien que me la roben? ¿Acaso no puedo andar con una cámara digital en la mano?. Es lógico que me la roben. A esto me refiero.

Que los dirigentes encuentren voluntad propia y política para acabar de una buena vez con lo enfermos enajenados que afectan el básquet será mi deseo de fin de año. Que el público de Mar del Plata reaccione ante los eventos de jerarquía es una utopía. Y allí se quedará.

Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar