Como en casa

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
• 07/05/2009
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No se vio el juego exquisito que podrían proponer los dos mejores equipos de la Liga. Es un error común sospechar que un duelo que termina 69-61 es un duelo de defensas. Un partido perfectamente puede ser malo y terminar con bajo tanteador, también por obra y gracia del juego de lucha que le gana virtuosismo, entendiendo que nunca una final de Liga será un juego de señoritas, pero una cosa es ser duro y otra es antirreglamentario en cada jugada. Los árbitros pitaron el promedio de faltas habitual para cumplir con el reglamento y listo, ya está, que venga el partido.

En el marco de todo esto salió un juego deslucido que fue emocionante por la paridad y porque se definió recién en el último minuto. Pero quedaron 40 minutos donde se vislumbran ciertas certezas: Atenas preparó una defensa dura desde el primer día, los árbitros la vieron siempre así y en la final sea en el Orfeo, en el Poli o en la luna la van a concebir igual.

Por eso se enojó tanto Rubén Magnano con sus dirigidos en el entretiempo. Porque Atenas fue blando, permisivo y entregado a lo que la visita proponía. Hubo un tiempo para Peñarol (41-38) y otro para Atenas (31-20). Peñarol ganó la primera mitad metiendo un solo triple y llegando a los 41 puntos. Tenía el dominio del partido en sus manos y al conjunto de Magnano buscando soluciones de emergencias. Todo cambió en el complemento cuando Atenas bloqueó a Byron Johnson, no permitió que le corran el contraataque y propuso sobre Jackson una marca fabulosa, sobre todo de Figueroa.

El primer cuarto fue de Peñarol apenas por un punto (18-19), pero manejó diferencias de 7 (11-19) con un intratable Byron Johnson que metió 13 puntos con 4 rebotes ofensivos. El argumento es sencillo “Todos contra Román” había declarado el técnico Magnano en la previa. Cuando el gigante giraba en el poste bajo para su zurda, terminaba con la marca de Kante más la ayuda de Gutiérrez. Atenas subestimó a uno de los goleadores de la liga pasada como Byron Johnson que comió (y se divirtió) de la sobre marca a Román. Los 4 rebotes ofensivos no fueron problemas de Leo Gutiérrez sino de la doble marca a González. El ala pivote de Peñarol, versátil, atlético, sacó diferencias y machacó el aro local.

Atenas estaba perdido en ofensiva. Sobrevivió en el cuarto con cuatro triples, dos de Leo y dos de Locatelli, pero jugaba a lo que podía. La receta sin dudas no era lo que quería, porque apostarle todo al triple como recurso es una cosa pero como sistema es muy distinto.

No obstante el cierre del primer cuarto se conjugó con el inicio del segundo y Atenas extendió una racha de 17-4 para pasar al frente 28-23. La salida de los titulares de Peñarol y el super ingreso de Bruno Lábaque fueron los argumentos del fabuloso parcial.

Pero Atenas desnudó el cuento de la manta corta, cuando dejó a Román González uno contra uno sin doble marca para no descuidar a Byron Johnson, lógicamente el pivote más dominante de la liga empezó a anotar. Entonces Peñarol terminó con 23 de sus 41 puntos solo de su dupla interna en el primer tiempo. Con eso y un solo triple de Jackson le alcanzó para ganar el primer tiempo.

También hubo un dato decisivo. El aprovechamiento del rebote defensivo de Peñarol que corrió al menos 4 o 5 contraataques. Atenas nunca en toda la liga fue tan lastimado (8 o 10 puntos) con el contraataque visitante y para colmo con solo dos pérdidas de balón en todo el segmento.

El partido se dio vuelta en el complemento. Atenas salió como si el Ceruti fuera el Orfeo. Impuso su juego, sus leyes, el respeto que necesita para sacar a relucir su defensa de rigor. Los árbitros acomodaron sus decisiones a un partido de alto nivel emotivo. Se pegó mucho más de lo que se jugó y se fue cayendo en un pozo donde los dos equipos no proponían otra cosa que no fuera lucha. El 31-20 del segundo tiempo es elocuente. En ataque hicieron lo que pudieron.

Sobre el final del partido, cuando el estadio comenzó a calentarse por los fallos (no cobrados) aparecieron los mejores valores de cada lado: Leo Gutiérrez (8 pts) y Román González (7 pts). Ellos se cargaron las decisiones difíciles.

La gente en el Superdomo Orfeo vivió los dos últimos minutos de pie. El aire se cortaba por al paridad y la incertidumbre. En el cierre hubo factores claves para la victoria de Atenas. La principal fue la marca de Juan Pablo Figueroa sobre Jackson y ahí nomás un repunte de Kanté que estuvo desaparecido el resto del juego. Djibril tomó dos rebotes ofensivos claves y convirtió tres puntos.

Peñarol cerró el partido con tres pérdidas consecutivas en ataque, dos de ellas en las manos de su mejor jugador: David Jackson que no podía progresar por la marca de Figueroa. Encima la noche que no tiene al MVP tampoco se lucieron los perimetrales. El equipo terminó con un amargo 1/13 en triples. Algo que hasta parece difícil de volver a repetir.

En este juego de apertura en las finales, se quedó con el punto el equipo más inteligente para hacer prevalecer sus armas. El estadio Orfeo fue el Ceruti con 9000 personas. La localía estuvo a salvo. Con este quipo cordobés habrá que luchar, meter y jugar más de imaginado para poder ganarle.

Síntesis
Atenas (69): Juan Pablo Figueroa 3, Andre Laws 11, Juan Manuel Locatelli 8, Leonardo Gutiérrez 26, Djibril Kanté 7 (FI); Bruno Lábaque 8, Diego Osella 0, Cristian Romero 2 y Federico Ferrini 4. DT: Rubén Magnano.

Peñarol (61): Sebastián Rodríguez 6, Fernando Malara 2, David Jackson 13, Byron Johnson 13, Román González 21 (FI); Alejandro Diez 2, José Muruaga 0, Sebastián Vega 4, Lucas Picarelli 0, Alejandro Reinick 0 y Facundo Campazzo 0. DT: Sergio Santos Hernández.

Parciales: 18-19, 38-41 y 54-50.
Árbitros: Alejandro Chitti, Diego Rougier, Juan Fernández
Estadio: Superdomo Orfeo (9400 espectadores)
Serie: 1-0
Próximo juego: Viernes 8 de mayo

Foto Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)

Pablo Tosal
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