Peñarol – Atenas (Juego 1 – Final)

• Martín Candalaft y Pablo Tosal
• 12/05/2010
• (33 comentarios )

El mundo ¿concreto o intangible? de los números

Se enfrentan Peñarol y Atenas y por los datos concretos se puede inferir que se miden el número uno y el número dos de la fase regular, que no es lo mismo que decir los dos mejores equipos de la temporada.

En este caso, la apreciación subjetiva dice que Quimsa y Sionista fueron más durante toda la temporada que Atenas. Y por su parte Peñarol fue más que todos. Atenas viene de perder todo lo que jugó y salvo en el Super 8 donde llegó a la final nunca estuvo ni cerca de forzar una definición. El equipo marplatense, por el contrario, jugó todas las finales de los torneos que disputó, ganó todo menos la Copa Argentina en donde perdió por diferencia de gol pero le ganó al campeón en la final.

Podríamos recurrir a los números y decir que Peñarol lleva el 78% de triunfos lo que hasta el momento lo convierte en el tercer equipo de la historia de la competencia si fuera campeón tomando como parámetros los campeones de las ligas largas (desde la 90/91). Solo Estudiantes de Olavarría en la 2000/01(80.4%) y Ben Hur en 2004/05 (83.6%) superaron ese guarismo.

Si a esta comparación le agregamos los campeones de las ligas cortas (antes de los 90) debemos mencionar a Atenas ´90 (78.4%), Atenas ´88 (78.9%) y Ferro ´86 (82.1%).

Una pregunta oportuna sería ¿Cuántos juegan las estadísticas en las finales?. La respuesta es ambigua: A veces mucho, a veces poco. Vale decir, los números por si sólo no son determinantes, pero si marcan una tendencia y los ejemplos se nos caen de las manos.

Peñarol llega todo lo fogueado que puede llegar un equipo. Al jugar todas las finales fue preparando su alma para este momento. Asimiló hasta el momento la instancia decisiva de los cuatro torneos que jugó donde ganó tres (Liga de las Américas, Super 8 e Interligas). Los números lo ponen como el favorito para esta final de liga, lo que le otorga una mochila importante arriba de los hombros de los jugadores. Pero es justamente esta experiencia que ha tenido en finales durante la temporada la que lo ha preparado para saber sobrellevarlo.

A Sionista de Paraná en el quinto partido en Córdoba de la semifinal lo devoraron los nervios cuando dos veces estuvo 10 puntos arriba. No supo llevar el partido y fue atropellado por la personalidad de un equipo que tiene jerarquía individual. La camiseta no juega pero si es cierto que los jugadores de Atenas son capaces de hacerse fuerte en la adversidad. Lo demostraron y se lo han demostrado a si mismo. El optimismo es un arma poderosa. Al no haber conseguido ningún título en la temporada la esperanza y el hambre de gloria son los otros dos condimentos que usará el equipo cordobés.

El juego como hecho decisivo

Los números nos ayudan a traducir lo que nos ofrece el juego. Partidos ganados y perdidos, rachas de local y visitante, porcentajes de cancha, promedios de rebotes, pérdidas, recuperos y asistencias. Todos estos Items nos ayudan a dibujar el esqueleto de un equipo, pero decía “El Principito” el personaje de Saint Exupery que “lo esencial es invisible a los ojos”.

El alma de un equipo no está en los números como tampoco su forma de juego se trasluce por las estadísticas. En eso Peñarol también llega mejor.

Su evolución como equipo ha sido progresiva, constante y siempre ascendente. Después del primer clásico con Quilmes por Copa Argentina, Sergio Hernández le confió a este medio que su equipo tenía problemas de comportamientos tácticos “nos da igual hacer un pick and roll por derecha que por izquierda, poner la bola abajo con Leiva o con Reinick y eso no es lo que queremos como equipo”. Luego Peñarol tocó fondo en la fecha 3 de la primera fase con la derrota en el Poli con Obras (única derrota de local en la temporada), dos días después le ganó sufriendo a Central Entrerriano. Desde allí no ha parado de crecer, saber que quiere y cómo lo quiere.

Su techo parecía ser febrero, cuando consiguió la Liga de las Américas, pero por entonces el técnico mandó un mensaje optimista: “podemos jugar mejor”. Y lo entendieron todos, porque han seguido evolucionando como equipo.

En su crecimiento fue importante cada jugador, pero lo de Leo Gutiérrez fue determinante: le enseñó a todos que si el jugador franquicia la pasa, todos la pasan, si él defiende, todos defienden y finalmente que si no tiene que hacer puntos en beneficio del equipo y ponerse a trabajar para otro goleador, lo hace. Por eso este grupo de individualidades funciona como equipo, porque se ha convencido que tiene jugadores específicos para cada función pero que no depende de ninguno de ellos. Peñarol ha ganado siete partidos con Leo haciendo menos de 9 puntos y perdió solo dos en guarismos de menos de 10 puntos.

Peñarol disfruta también de hechos específicos esta temporada que suman al gran momento: Sebastián Rodríguez y Martín Leiva están el mejor momento de su carrera deportiva. Ambos lo han encontrado al mismo tiempo y en el mismo equipo. Base y pivote, no hace falta decir más nada. O si: además juegan al lado del cuatro bravo.

Finalmente en el apartado individual el equipo se nutre de dos aleros modernos con penetración y tiro como Sebastián Vega y Marcos Mata. Mucho estado atlético y un tren inferior notable (explosivo) para jugadores de dos metros. Kyle Lamonte es como un hacedor de magia: en cada acto especial saca conejos de la galera para resolver por acto individual lo que por equipo a veces no se logra. Sergio Hernández sabe además que tiene un banco largo y preparado para responder con Campazzo, Diez y Reinick.

En Atenas la situación de análisis es más bien para un psicólogo. Sufrió la pérdida del padre de la criatura a mitad del torneo y esto podría haber sido un golpe devastador, pero ha sabido sobrellevarlo. Acaso solo eso: sobrellevarlo.

La salida de Rubén Magnano fue intempestiva y sorprendente, incluso para los jugadores. En el 99% de los casos los entrenadores se van por bajo rendimiento y los jugadores van olfateando el corte o la renuncia. En este caso, el hombre que formó el grupo y lideró al campeón del torneo pasado, que rearmó el equipo tras el alejamiento de Leo Gutiérrez y Bruno Lábaque pegó el portazo solito, en el medio de un torneo y sin dar explicaciones.

Cuando los jugadores se desayunaron con la noticia que el “padre” no estaba hubo que comenzar de nuevo, no de cero, pero si se podría tomar como un nuevo comienzo. El técnico que lo sucedió hizo un análisis del equipo y potenció mucho de las aptitudes ocultas de este grupo pero rompió parte de la esencia del trabajo anterior. Traducido sería: le dio a este Atenas 15 puntos más en ofensiva y le permitió 10 puntos en contra más. La ecuación no estaba mal hasta que llegaron las lesiones.

Cuando llegó el desgarro de Lo Grippo el equipo entre enero y febrero había cosechado un récord de 12-2. Luego se sucedieron las lesiones de Romero, Cantero, Figueroa y Ferrini. Fue clave perder dos jugadores en el mismo puesto (base y ala pivote). El equipo se desmembró y el técnico cambió al extranjero (White por Laws o alero por escolta).

Desde mediados de febrero Atenas juega poniendo parche sobre parche y tapa las necesidades con el talento de sus jugadores y cuerpo técnico. Pero no juega como quiere, no tiene un destino claro de equipo, no puede sumar una línea definida de trabajo porque entre las urgencias de ganar y los problemas ha dejado su crecimiento como equipo para otra oportunidad.

Hasta llegar a la final y tener que remarla de visitante. Con equipo completo, eso si, pero en desventaja no sólo deportiva, sino como equipo. Peñarol tiene claro qué y cómo lo quiere, Atenas todavía busca en sus recuerdos ser el equipo de enero. Y en un campeonato tan largo y en una liga tan pareja, poner parche sobre parche no parece la mejor forma de soñar con un campeonato.

Que podemos esperar

La serie final tiene un eje claro. Peñarol será campeón solamente ganando todos los de local, donde lleva un récord de 38 ganados sobre 39 disputados. Lleva 35 victorias en el Polideportivo de manera consecutiva. Atenas tiene la misión de romper esa fortaleza.

El Huevo Sánchez y Atenas son protagonistas de una hazaña con ribetes parecidos. Le sacó el invicto de local al Boca de Fernando Duró precisamente en el quinto partido de la serie final para consagrarse como local en sexto juego de la serie de 2002/03.

Está demostrado que en Polideportivo con 2000 personas o con 8000 gana el que mejor juega y la presión externa es puro cuento. Vale entonces decir que en una cancha tan grande y de referencia de tiro tan extraña los jugadores de Peñarol tienen asimiladas las dimensiones de la cancha y disfrutan de jugar allí.

Para Atenas también el cuento de salir del Polideportivo Cerutti será un aditivo que no lo favorece. El equipo de Rubén Magnano de la temporada anterior pagó con una derrota esa circunstancia y en el quinto juego de la serie Peñarol rifó las chances de su segundo triunfo en Córdoba. Con todos los datos del mundo y con la más pura certeza que gana el mejor, para salir campeón, también hay que ligar algo.

Contrarrestar el juego de Peñarol es difícil porque tiene equilibro ofensivo en sus jugadores que pueden atacar el aro, uno contra uno, buen tiro perimetral y juego de pivote. La estrategia defensiva elegida por el técnico Oscar Sánchez será clave y por supuesto la ejecución de los jugadores en cancha. Digamos, en esta payada táctica, el que habla primero es Atenas. Peñarol se sabe que hará.

Y la final es muy diferente al año pasado, donde el eje de Peñarol era el dos (Jackson) y el cinco (Román González), ahora los focos son más (posiciones del dos, cuatro y cinco) y especialmente juega diferente. Es de esperar que aunque no lo sienta, Atenas apele al recurso de la zona para fortalecer su trapecio buscando el beneficio del contraataque.

Peñarol sabe que aunque Atenas no es Lo Grippo dependiente, su ataque depende mucho de él. Vale decir, el ala pivote cuando fue dirigido por Rubén Magnano aportaba 13.4 pts en 16 partidos. Con Oscar Sánchez aumentó su promedio a 20.9 pts en los 28 juegos que disputó. El técnico bahiense lo erigió en el centro de su ofensiva estacionada.

Por su puesto que habrá que evaluar los emparejamientos individuales pero en la final de la Liga Nacional, la más jerarquizada final de América (sacando la NBA obvio), el nivel de scouting es tan alto que los jugadores ya saben todo del rival y sobre todo las ayudas sobre el hombre con balón son las variantes que terminan por definir las situaciones.

Los datos de esta temporada

El conjunto marplatense y el cordobés se enfrentaron tres veces en esta temporada 09/10 y todas fueron victorias del conjunto dirigido por el bahiense Sergio Santos Hernández. Dios por Liga Nacional y una por la final del Super 8. El primer juego se disputó en el Polideportivo Islas Malvinas y el local se quedó con el partido por 75 a 74 en la 6ª fecha de la segunda fase. El segundo partido fue también en Mar del Plata en ocasión del Súper 8 cuando Peñarol lo superó por 74-67 con 27 puntos de Leo Gutiérrez.

El último fue en el Carlos Cerutti y el equipo Milrayitas ganó 85 a 69 por la 22ª jornada. Un dato a destacar es que en el último partido no estuvo presente el rosarino Diego Lo Grippo, uno de los jugadores fundamentales en ataque que tiene el equipo de Oscar Sánchez.

La terna arbitral de este primer encuentro de la serie final estará compuesta por Pablo Estévez, Daniel Rodrigo y Juan José Fernández. El primero estuvo presente en las victorias del equipo marplatense, es su estadio, ante Quilmes 75 a 68 (12ª), Atenas 75 a 74 (6ª) y Lanús 87 a 56 (19º). Por su parte, Rodrigo dirigió a Peñarol de local en la victoria frente Boca 100 a 83 por el primer punto de la serie de semifinal. Mientras que Fernández lo hizo en las conquistas sobre Central 78 a 76 (4ª), Boca 11 a 65 (1ª – segunda), Unión 90 a 83 (9ª – segunda), Quilmes 78 a 72 (20ª) y Lanús 82 a 61por el segundo juego del cruce de cuartos de final.

En el caso de Atenas, entre los tres jueces de esta noche lo dirigieron nueve veces fuera de su estadio y 8 fueron derrotas del equipo dirigido por Oscar “Huevo” Sánchez. Estévez los arbitró en las caidas ante Olímpico 80 a 72 (10ª), Peñarol 75 a 74 (6ª – segunda), Libertad 83 a 75 (14ª – segunda) y Regatas 79 a 73 (24ª). Además estuvo presente en la victoria contra Obras (17ª). Por su parte, Rodrigo lo hizo en las derrotas frente a Quimsa en dos ocasiones: 80 a 69 (12ª) y 86 a 81 (13ª), contra La Unión 86 a 77 (23ª) y Sionista 82 a 81 (compartió dupla con Juan José Fernández, su compañero de hoy) por el tercer punto de la serie de semifinal.

Posibles Formaciones
Peñarol: Sebastián Rodríguez, Kyle Lamonte, Marcos Mata, Leo Gutiérrez y Martín Leiva. DT Sergio Hernández.

Atenas: Juan Pablo Figueroa, Juan Manuel Locatelli, Albert White, Diego Lo Grippo y Djibril Kanté. DT Oscar Sánchez.

Hora: 21.00 (TyC Sports)
Árbitros: Pablo Estévez, Daniel Rodrigo y Juan Fernández.
Estadio: Polideportivo Islas Malvinas (Mar del Plata)
Lo podes escuchar on line por: LU6 Emisora Atlántica www.lu6.com.ar, FM Brisas www.radiosbrisas.com.ar, FM 101.9 Red Puerto Libre www.red1019.com.ar, Radio Universidad AM 580 www.580am.com.ar, AM Belgrano: www.ambelgrano.com
Pronóstico Pick and Roll: Peñarol 55 % - Atenas 45 %

Super Coach: La Jornada 71 se juega con el 1er partido de la final entre Peñarol y Atenas. Cambios hasta las 20.30 hs.

Fotos: Archivo Pick and Roll - Majo Gil (mjgil@pickandroll.net)

Martín Candalaft y Pablo Tosal
www.pickandroll.com.ar