Amor propio

• Sebastián Ciano (sciano@pickandroll.net)
• 08/06/2011
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En la década del noventa los últimos cuartos eran caratulados como “Miller time” (la hora de Miller) cuando Reggie y sus Indiana Pacers estaban en cancha. En estos playoff se puede modernizar ese concepto, que pasaría a llamarse “Nowitzki Time”, como así también enterrar eso de que “los alemanes son gente fría”. Anoche, con el pecho bien caliente – por los 38 grados de fiebre que padecía y por su espíritu de lucha – el ala pivot teutón llevó adelante a los Mavericks, que empataron la serie con una victoria por 86 a 83. Puro amor propio.

Una vez más, los dirigidos por Rick Carlisle se veían apremiados en el último cuarto. Con un Dwyane Wade espectacular los Heat habían sacado una máxima de nueve puntos en el comienzo del cuarto chico (74-65) mediante un parcial global de 13-1 teniendo en cuenta el cierre del tercer cuarto. Ya todos el American Airlines Center temían lo peor: Una derrota más significaría la despedida por eso de que nunca un equipo en la historia de la NBA levantó un 1-3 en las finales. Pero la última palabra se pronunció en alemán.

Jason Terry prendió la chispa con 4 puntos consecutivos, y luego Nowitzki clavó 6 al hilo para acortar la desventaja a solo uno (76-75). El ala pivot de Dallas estuvo muy bien marcado durante toda la noche y afectado por un estado febril, pero reaccionó y anotó 10 de sus 21 tantos (también tomó 11 rebotes) en los doce minutos finales.

En el último cuarto se vivió el momento de mayor tensión en la serie. Todo era nerviosismo, no había forma para pensar en cómo ejecutar las ofensivas. Así fue que los Miami Heat anotaron solo un gol de campo en los últimos 7 minutos, y perdieron cuatro balones - claves - en el cuarto parcial.

El desarrollo del encuentro no distaba mucho del tercero; No pudo verse un básquet fluido por ninguno de los dos equipos, que aprovecharon sus ráfagas esporádicas para adjudicarse momentos durante la noche.

Chis Bosh venía teniendo una muy buena velada, lideró a Miami sobre todo en el primer tiempo, pero se diluyó en el último cuarto (2 pts), sobre todo ante la marca de Brian Cardinal, quien le jugó muy físico. El ex Toronto terminó con 24 puntos.

Mientras tanto LeBron James estuvo ausente sin aviso. El alero estrella redondeó un partido para el olvido en el que cosechó solo 8 puntos producto de 3/11 en tiros de campo y actualizó la estadística que marcaba que sus equipos estaban 0-6 cuando él anotaba 15 tantos o menos. La contra cara fue Wade. Literalmente hizo todo para que su equipo gane. Terminó con 32 puntos, 6 rebotes, dos robos de balón y dos tapas impresionantes. Pero no consiguió ayuda sobre el final.

Como en el juego dos, Nowitzki anotó el disparo que terminó por darle el triunfo a los Mavericks. Wade no pudo igualar el marcador desde la línea (82-81) a 30 segundos del cierre, y el alemán logró estirar la diferencia a tres (84-81) con un doble ante la pegajosa marca de Udonis Haslem, efectiva en la definición del tercer punto, pero que esta vez solo acompañó al ala pivot hasta abajo del aro.

Spoeslstra buscó el doble rápido (su único gol de campo en 7 minutos) y Terry puso cifras finales desde la línea. En la última los Heat podría haberlo empatado, pero Wade no logró controlar el saque de Mike Miller, quien terminó tirando desesperadamente sobre la marca.

Mañana se jugará el quinto encuentro nuevamente en Dallas. Los Mavs tendrán la última oportunidad de jugar ante su público y lograr una victoria que los deje más tranquilos a para viajar a Miami, en donde se jugarán el sexto y, de ser necesario, el séptimo punto. Ya demostraron que tienen amor propio.

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Foto: Gentileza ESPN

Sebastián Ciano
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