Repasemos la historia. La selección campeona olímpica en la previa del Atenas 2004 cayó contra Venezuela (95-94) y Brasil (90-85) en el Súper 4 de Córdoba, y cinco días después perdimos ante la selección de España “B” que dirigía Moncho Monsalve en Mar del Plata (88-82), el día que Magnano decidió el corte de Victoriano y Palladino por los ingresos de Delfino y Herrmann en los doce definitivos del plantel.
En la preparación en nuestro país hubo tres derrotas en cuatro partidos antes de partir hacia Belgrado (Serbia), donde se sufrió una derrota durísima con Lituania por el Diamond Ball. La selección ganaba por quince a falta de nueve minutos, pero se cayó a pedazos con un parcial 12-37. Cinco días después en el cuadrangular de Madrid, Argentina caía ante España por 98-90 en el cierre del torneo.
Como se verá los resultados en las preparatorias son relativos y no influyentes, sean a favor o en contra. Veintiún días después de caer por última vez en un amistoso, un recordado 28 de agosto de 2004 Argentina se abrazaba a la gloria eterna siendo campeón Olímpico en Atenas. La preparatoria para esa gesta estuvo llena de derrotas.
El ejemplo de la preparatoria del 2004 es otro de los legados de la Generación Dorada. Los amistosos previos preparan el equipo para lo que importa. España hace 8 años que es el campeón del mundo en preparatorias, llegando invicto a todos los torneos. Después la historia le ha dado diferentes sinsabores en las competencias.
Hoy por una cuestión de distancias y costos es imposible que vengan buenas selecciones de países importantes en materia de básquetbol. Estamos a 23 días del Eurobasket y resulta casi imposible que una selección de primer nivel quiera hacer su preparación en la Argentina, además que el costo de traerla sería prohibitivo.
De todos modos, hay un punto que tiene que ver con el hecho no deportivo: el espectáculo y no precisamente por la puesta en escena sino por cuidado del rival. Lo que mostró anoche Euskadi fue muy pobre para ayudar a la gente a enamorarse un poco más de nuestro deporte.
A la misma hora que la selección enfrente al conjunto del País Vasco, jugaba Boca Juniors en Bahía Blanca por canal abierto. Entendiendo que la Liga Nacional tiene escaso nivel de pantalla y exposición, las presencias de Manu Ginóbili, Chapu Nocini, Pepe Sánchez, Delfino anoche en TyC Sports era un gran llamado al público general.
Hago una mención autorreferencial porque viene al caso. Anoche vi el partido en la casa de mis padres. Se acerca mi mamá, mira dos veces el resultado de la tele y dice: “ese partido es una vergüenza”. Fue una puñalada, porque para los que amamos el básquet es como que insulten a nuestro hijo. Tenía ganas de contestar “Más vergüenza es el Boca de Falcioni”, pero opté por callarme y darle la razón. Porque la tenía.
Eso fue un indicador natural que nosotros mismos cometemos un error si no reparamos el hecho de que en la preparación, para proteger el deseo de la gente de estar con el básquet hay que darle un espectáculo donde no todo pase por ver a los sagrados jugadores de la Generación Dorada.
El amistoso sirve, seguro que sirve. Los jugadores no detienen el trabajo físico en esta etapa de preparación, deben asimilar la presión por ganar ante un rival menor, desconocen a su oponente y deben adaptarse a él, estimulan la concentración, asumen los riesgos del juego. Pero el espectáculo queda en deuda.
La preselección argentina que se prepara para los Panamericanos de Guadalajara hubiera sido una buena opción como rival para jugar ante el público, con muchos jugadores conocidos de la Liga Nacional y un nivel de exigencia mayor. Hasta un combinado de equipos de Liga también sería aceptable, entendiendo que el nivel de esta Argentina es muy grande para rivales sin fuste. Ojalá que gane en competitividad lo que resta de la preparación, para ir subiendo el grado de emoción hasta el desenlace final en Mar del Plata, para mantener los niveles de audiencia, para aprovechar un poco la gesta de la Generación Dorada.
Foto: Gentileza Ligateunafoto.com
Pablo Tosal
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