“El juego nunca volverá a ser el mismo” rezaba una pancarta de un hincha en el “First Union center”, la casa de los Philadelphia 76ers. Una entre tantas. Porque la gente se auto convocó para ver los últimos pases mágicos de un jugador que cambió las reglas del básquetbol como espectáculo.
Jordan le puso fin al verdadero cuento de las mil y una noche de fantasía. La noche se vistió de gala en la casa de Allan Iverson con periodistas de todo el mundo para ver su despedida.
La emoción comenzó temprano cuando el viejo presentador de los Chicago Bulls, Ray Clay, con su inconfundible voz ronca, llamo al 23 de los Wizards a la cancha. Como en los viejos tiempos de gloria en Chicago.
Allí la ovación, de pie, ganó los tres minutos siguientes. Fue tan imponente el recibimiento que Jordan no pudo evitar emocionarse hasta la lágrimas, situación que “Su Majestad” pretendía evitar.
El público de Philadelphia, además de conocer de básquetbol es uno de los más hostiles de la NBA, contra los rivales y hasta con sus propios jugadores, no obstante en la noche no hicieron otra cosa que mimar a MJ.
Salió de titular, sin más motivación que ganar en su despedida, ya que su equipo había quedado afuera de los play offs. Por su parte Philadelphia se jugaba el tercer lugar en la conferencia Este, por lo que el resultado si era importante.
El primer lanzamiento al aro lo erró cerca de la línea de tres puntos desde la izquierda, pero luego desde la derecha anotó los dos primeros puntos de sus 15 en total. Su última planilla que quedará en la historia dirá que tomó 15 tiros (todos de dos puntos) y metió 6, que convirtió ¾ en libres, tomó 4 rebotes en defensa, dio 4 asistencias y perdió 3 balones.
De movida, los 76ers tomaron la posta del partido sobre los Washington Wizards y poco a poco la diferencia se fue haciendo más grande hasta terminar con un contundente 107-87, por lo que el brillo del partido se centró aún más en las acciones de Jordan.
En el segundo tiempo, jugó un rato en el tercer cuarto e iba derecho a no jugar nada en el último, pero la gente a falta de 5.00 minutos hizo tronar el “First Union” al grito de “We wants to Mike” (nosotros queremos a Michael). Parecía que el Mejor Jugador de la Historia se quedaba en el banco pero a falta de dos minutos, se sacó el pantalón largo y retornó a la cancha, con el tiempo necesario para que le hicieran un foul y clavara los dos puntos desde la línea, luego si el cambio definitivo y una nueva Ovación de pie en la noche.
Una ovación tan larga como cariñosa. Las camisetas de los Bulls, Wizards, y 76ers en la tribunas se aunaban por los mismos aplausos y emoción de estar despidiéndolo para siempre como jugador.
A los 40 años, terminó con un promedió de 20.1 puntos, 6.1 rebotes y 3.8 asistencias en el marco de un equipo individualista y poco generoso en la actitud que tanto caracterizó la campaña del Más Grande.
En su carrera, que comenzó en la temporada 84/85 y finalizó hoy, promedió 30.1 pts por juego en 1072 partidos, 6.2 rebotes, 5.3 asistencias, 2.3 robos y 2.7 pérdidas. Números que se incrementan todo en los play off, lo que marca apenas una parte de su espíritu ganador en los momentos decisivos.
* Fue campeón en seis oportunidades con los Chicago Bulls. (1990-91, 1991-92, 1992-93, 1995-96, 1996-97 and 1997-98)
* Elegido cinco veces Jugador Más Valioso de la NBA (1987-88, 1990-91, 1991-92, 1995-96, 1997-98)
* Diez veces jugador del equipo ideal de la NBA (1986-87 a 1992-93, 1995-96 to 1997-98)
* Seis veces Jugador más valioso de la final de la NBA.
* En 1987-88 fue el jugador defensivo del año en la NBA y nueve veces integró el equipo ideal de defensa de la NBA (1987-88 a 1992-93, 1995-96 a 1997-98)
Seguir sus récord es tan largo como su carrera misma. Porque si hay algo que Michael Jordan no hizo dentro del parquet fue perder el tiempo. No fue uno más, ni siquiera fue una estrella. Fue el mejor. Su terrible ambición de querer siempre más y su talento lo convirtieron el Mejor Jugador de todos los tiempos.
Porque todo termina (así de cruel es la vida) se fue una noche dejando un legado imborrable. Con ojos brillosos, y mil saludos, abandonó la pista para perderse en el vestuario para siempre, con la conciencia plena de que nunca lo olvidarán.
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Hernan palafox 17/04/2003
Todavia estoy emocionado, “dios” ha dejado de jugar al basquet, hoy recordaba , aquellos momentos vividos con lo bulls, mirar la programacion para ver cuando jugaba jordan...en fin, el mejor atleta de todos los tiempos <BR/>gracias michael por tu magia y amor por el basquet....
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