A partir del próximo 30 de agosto, y durante las dos semanas siguientes, España se convertirá en el epicentro deportivo, comercial y financiero del baloncesto global. Veinticuatro equipos en competición, cientos de empresas patrocinadoras de diferentes sectores que operan tanto en mercados internacionales como locales, y más de dos mil representantes de medios de comunicación de todo el mundo convergerán en la décimo séptima edición de la Copa del Mundo de baloncesto. Se trata del mayor evento deportivo organizado en España desde los Juegos Olímpicos de 1992, que implicará a seis ciudades diferentes y que, según estimaciones de la Federación Española de Baloncesto (FEB), generará para la economía española 325 millones de euros en retornos financieros.
En los últimos 20 años España ha organizado varios torneos internacionales de diferentes disciplinas deportivas: un Mundial de balonmano (2013), dos de natación (2003 y 2013), otros dos de ciclismo en ruta (1997 y 2005), otro de atletismo (1999) y varios campeonatos de Europa (de baloncesto en 2007, de atletismo en 2010 y de balonmano en 1996). Todos ellos generaron un retorno económico inferior al estimado para esta Copa del Mundo de baloncesto. El único evento que lo superó fue la Copa América celebrada en Valencia en 2007, que según estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas tuvo un impacto de 2.767,9 millones de euros. Sin embargo, más de 2.000 millones correspondieron a gasto público procedente de la Generalitat y la cifra final resultó más contenida: unos 686 millones de acuerdo con el entonces consejero de Economía de Valencia, Gerardo Camps.
Presupuesto contenido
El retorno económico que generará la Copa del Mundo de baloncesto es 7,2 veces el valor del presupuesto de organización, que asciende a 45 millones de euros. En esta cifra se incluye el canon que la FEB debe abonar a la FIBA por acoger el torneo, que es de 8 millones. Otras fuentes para cubrir el presupuesto son los 12 millones en concepto de canon que han pagado las seis ciudades que serán sede del evento y la financiación aportada por empresas nacionales e internacionales a la organización de la Copa del Mundo. Desde la FEB se ha apostado más por no generar déficit vía gasto antes que por maximizar las expectativas de ingresos con inversiones que, en caso de no cumplirse, pudieran arrojar importantes pérdidas.
Esta contención del gasto es una de las claves del efecto que tendrá el Mundial para la economía de las ciudades que acogerán el campeonato. Consultoras como Sportcal calculan que los beneficios que deje el torneo podrían ser de casi el doble de los que dejó la edición de 2010 en Turquía gracias a la relación entre la inversión realizada y la reacaudación prevista con la venta de entradas, la publicidad de los patrocinadores, el consumo en hostelería y turismo de los aficionados que visiten España para seguir los encuentros de sus respectivas selecciones nacionales y la televisión. De cumplirse las estimaciones que manejan en la FEB, cada euro que se ha puesto sobre la mesa para organizar la Copa del Mundo generará más de siete en retornos económicos.
Otro capítulo es el de las inversiones acometidas en materia de infraestructuras. Aquí también se ha aplicado el principio de equilibrio, a tenor de las cifras. En 2009, cuando los comisarios de la FIBA votaron la candidatura española para acoger la Copa del Mundo 2014 por delante del resto de candidatas, se contemplaba una partida máxima de inversión en infraestructuras de 314 millones de euros. Ése el dinero con el que se debían adecentar los pabellones que acogerían el Mundial, así como construir nuevos recintos deportivos e instalaciones. Cinco años después el importe ejecutado para esta partida ha sido casi una cuarta parte del estimado. Entre otras cosas porque algunos proyectos que aparecían como opciones, caso del pabellón Valdebebas Arena que se iba a levantar en la Ciudad Deportiva del Real Madrid y que costaría 175 millones, no se han llevado a cabo. Sólo uno de los seis pabellones que acogerán la Copa del Mundo es de nueva construcción: el Gran Canaria Arena de Las Palmas, cuya inversión ha sido de 66 millones de euros, según la FEB. Otros 14 millones se han destinado en acondicionar los pabellones de Bilbao, Sevilla, Granada, Madrid y Barcelona, algunos de los cuales ya fueron sede del Eurobasket de 2007. También se ha construido un Museo del Baloncesto Español en la localidad madrileña de Alcobendas en unos terrenos cedidos por el consistorio de dicho municipio.
Escaparate global
Un aspecto destacable de la Copa del Mundo de baloncesto es su valor como escaparate publicitario. Se trata de un evento que proporciona un impacto directo durante 15 días en 24 mercados diferentes -los de las selecciones participantes-, además de en otros países en los que el baloncesto es uno de los deportes más seguidos.
Entre los patrocinadores principales de la FIBA, los sponsors que participan en la organización del torneo de la FEB, los socios comerciales de cada una de las selecciones y las marcas asociadas, hay más de 200 empresas vinculadas de manera directa o indirecta en la Copa del Mundo, esperando sacar un beneficio de explotación de imagen tanto a nivel global como en los mercados nacionales de los equipos a los que patrocinan. Desde la FEB calculan que sólo la inversión en publicidad que realicen sus patrocinadores alcanzará los 180 millones de euros. A esta cifra cabe añadir las acciones que desarrollen las marcas, negocios y firmas comerciales de diferentes sectores que puedan encontrar en el baloncesto un escaparate para promocionar sus productos y servicios.
Y es que más allá del terreno deportivo, la Copa del Mundo de baloncesto convertirá a España a partir del próximo 30 de agosto en el epicentro de un mercado internacional que moviliza a cientos de empresas de todo el mundo y que prevé generar en la economía nacional más de 300 millones de euros en torno a una canasta.
Fuente: Diario El Economista
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