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El clásico que se jugó en dos partes

Ni el tiro del final te va a salir

Hace 40 años atrás Cátulo Castillo ponía la letra y Anibal Troilo la música para el final del partido de anoche entre Peñarol y Quilmes. El Tango desencuentro narra perfecto el cierre de un juego donde la emoción se adueño de todo. Quilmes rifó la última pelota para ganar el partido y Peñarol estiró la paternidad para festejar a lo grande.

El clásico entre el puntero y uno de los últimos de la tabla en definitiva es el clásico. No se le hizo mucho caso a la actualidad de cada equipo. Salieron dos partidazos, los dos con el mismo ganador. Lo de anoche con sabor especial, porque Quilmes lo tenía para ganar, pero las ordenes de merecimientos poco importa en un clásico. Como en el potrero: el que hace el gol gana.

Y ganó Peñarol trabajando todo el partido desde su defensa, convidado por Quilmes a un juego de mucho desgaste, fricción, una propuesta que estaba más a la altura del cervecero que del milrayitas, porque el puntero puede jugar mejor en cambio la realidad de Quilmes es bastante diferente. No obstante es cierto que Peñarol no esta jugando bien hace varios partidos, tal vez seguir ganando sea la mejor noticia.

El partido arrancó como el clásico jugado en Olavarría, con un alto goleo por parte de ambos equipos. Esteban de La Fuente metió como variante táctica el ingreso de Maciel por Pablo Gil para seguirlo a Jackson y Romano por Dentis. La apuesta le salió bien.

En apenas 4 minutos el partido estaba 12 iguales. Esa proyección decía dos cosas: primero: ambos defendían mal y segundo: esto le convenía a Peñarol. Quilmes sufre siempre su bache de 10 minutos para convertir en un mal momento ofensivo de equipo. Logrando puntos (que es como conseguir oro) no podía defenderlo a su rival porque Byron Johnson encontró los documentos y se acordó del goleador que era. Con Román González y David Jackson intrascendentes, Byron recordó sus mejores épocas y casi todas las pelotas terminaron en sus goleadoras manos.

Quilmes intimidó con dos triples de Maciel y se llevó desde entonces toda la atención defensiva de su rival. “No lo dejen tirar más!” fue el reto del técnico. Pero entre un intratable Dixon (9) y un acertado Cowan (8) se combinaron para marcar 17 puntos en el segmento. Tan derecho estaba el cervecero que Peñarol, confundido, ensayó una defensa combinada de cajón y uno sobre Maciel. Quilmes al frente 19-23.

En el segundo cuarto recién movió el banco De la Fuente y lo hizo solo para descansar jugadores, Quilmes venía tan bien que no quería tocarlo. Por el contrario, ya desde el primero el Oveja Hernández se vio forzado a meter mano para cambiarle el rumbo al partido. Saltaron Ale Diez, Alejandro Reinick y Lucas Picarelli para darle más defensa a su equipo.

En el segundo segmento el partido entró definitivamente en el lugar que Quilmes necesitaba. ¿Cómo? ¿Si estaba ganando?. No es novedad que su momento ofensivo no es bueno, por eso tenía que bajar el score del juego. Peñarol se vio obligado a poner a su mejor quinteto defensivo y el clásico se hizo de “rompe y raja”. Desde allí hasta el final fue un partido de fricción y de nervios. Peñarol que venía de perder en la bombonerita no podía perder de nuevo. Quilmes no quería perder de nuevo y necesitaba más que nadie ganar.

Comenzaron las variantes y Alejandro Diez saltó a la cancha a defender de alero. Otra vez, la ausencia de Malara empezó a hacerse evidente. De la Fuente sobrevivió 7 minutos con Dixon de base mientras descansaba Salles. Seguían las variantes tácticas en Quilmes. Se plantó en zona 2-3 cuando no estaba Jackson en cancha y cuando el moreno saltaba a buscar sus espacios para el triple lo seguía (hasta debajo de la cama) Maximiliano Maciel. El primer tiempo se fue con suma paridad en el desarrollo y un 33-36 en el tablero que dejó todo abierto.

El tercer cuarto, fue una “pequeña versión” del Peñarol que todos conocen. Un especie de muestra gratis. “Algo” de Román González (6), “algo” de Jackson (5), “algo” de tiro exterior (3 triples). De todos modos, aunque no fue un equipo pleno el puntero mostró su mejor versión en el tercer cuarto. Logró en cuentas gotas utilizar las armas que le conviene e imponer su ritmo. A esta altura debía resignarse que el banco de suplentes le aportaría muy poco. En todo el partido hubo 5 puntos (4 de Picarelli y 1 de Diez) de los suplentes.

Quilmes respondió con el único momento donde Salles (5 pts) miró el aro en el partido y dos buenas acciones de Calderón (5), pero en el resto no hubo soluciones. Maciel (0/3 en triples) Dixon y Cowan erráticos, apurados y sin tiros limpios. Había también un buen partido defensivo de Romano pero el talentoso sub 23 no anduvo bien con el aro.

Peñarol había conseguido una ventajita de cinco (50-45) pero cerró mal y entraron en el último cuarto arriba solo por uno (51-50).

El cuarto final hizo vibrar a todos. Se adelantó rápido Peñarol (55-50 y 59-53), dominando nuevamente con Byron Johnson las tablas. Pero Quilmes no se dio por vencido y con un triple de Salles y otro de Dixon se puso en partido (61-60) a falta de 3.30.

Fue entonces que llegó la jugada del partido (a veces es así, a veces no es la última). Hacía apenas un minuto que Jackson estaba de nuevo en la cancha y una doble marca lo encerró sobre el lateral, el escolta más que pasarla la revoleó y le cayó en las manos a Dixon. Todo Quilmes salió corriendo en el contraataque para pasar al frente. También Dixon con la pelota, pero Jackson tuvo su momento de oro. Corrió de atrás y se la cachateó al alero cervecero que en vez de pasarla en superioridad, salió con dribling. Picarelli interceptó el balón y se la dio rápido de nuevo a Jackson. El mejor extranjero de la Liga demostró una vez más que aparece cuando todo se prende fuego. En vez de ir a bandeja con el camino despejado, se plantó y clavó un triple devastador (64-60 falta de 1:50). Quilmes no lo podía creer.

No obstante fue dicho: Peñarol no jugó bien. Y cerró el partido errando los últimos ataques. Cuatro libres de Cowan empataron el partido en 64. Con 35 segundos en el reloj Peñarol armó su última ofensiva para las manos de Román. El pivote fue detenido con falta y en la línea de libres convirtió solo uno (65-64) cuando restaban 21 segundos.

Quilmes tenía la pelota en sus manos y la posibilidad de ganar el partido. Los jugadores de Peñarol lo miraron al Oveja y el técnico los mandó a defender sin faltas. Algunos en la tribuna recodaban la semifinal con España de Japón 2006. Salles no tuvo la oportunidad de ir para abajo, dio vueltas detrás de la cortina y se la entregó a Maciel.

Maxi (un francotirador) tuvo el tiro a falta de 7 segundos, pero lo negó y decidió ir para adentro, buscando una falta o un último pase. Se enredó con la pelota, trastabilló y antes de caer la pasó de espaldas para atrás. La pelota quedó en manos de Picarelli que fue detenido con falta cuando solo restaban 7 décimas de segundo. Chau partido. El base metió el primero y tiró a errar el segundo para que Quilmes no reponga de mitad de cancha. La victoria se fue otra vez a las manos del milrayitas, que sufrió y gozó en la misma proporción. A Quilmes este 2009 no le sienta bien. Ni cuando juega bien ni cuando juega mal le sale el tiro de gracia. A Peñarol en cambio lo espera otro destino.

Peñarol (66): Sebastián Rodríguez 10, David Jackson 12 (x), Fernando Malara 0, Byron Johnson 20 y Román González 15 (FI); Sebastián Vega 4, Lucas Picarelli 4, Alejandro Diez 1, Alejandro Reinick 0 y José Muruaga 0. DT: Sergio Hernández.

Quilmes (64): Hernando Salles 8, Pablo Gil 0, Carlos Dixon 17, Jaz Cowan 20 y Ezequiel Dentis 0 (FI); Maximiliano Maciel 7, Nicolás Romano 4, Pedro Calderón 7, Dragan Capitanich 0 y Esteban López 1. DT: Esteban De la Fuente.

Parciales: 19-23, 33-36 y 51-50.

Árbitros: Diego Rougier-Fernando Sampietro.

Estadio Polideportivo Islas Malvinas (4000 espectadores).

NOTA: El cotejo había comenzado el 10 de febrero y se jugaron los 38´56“ restantes. Fernando Malara y Ezequiel Dentis que entonces habían sido iniciales anoche no jugaron un sólo segundo.


Fuente: Pick and Roll 2/3/2009

COMENTARIOS (1)

Frank Williams 27/08/2014

Quilmes hijito

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