‘La Roja’ del basket, la ÑBA, nada de eso, el equipo que derrotó por 24 eran los ‘Globetrotters’, solo que en vez de los colores de la bandera norteamericana vestían de blanco y con detalles en rojo y amarillo. La venganza es un plato que se sirve frío y España ha dejado un año enfriando la sopa para olvidarse de esa Francia que en el Europea de 2013 nos privó de jugar una final. El bronce supo a poco porque lo tuvimos cerca. Este año no nos vale, queremos el oro y estamos en el camino.
Esta vez todo funcionó. España empezó imponiéndose en la pintura con un Pau Gasol que, aunque fue de más a menos, volvió a ser el líder del equipo de Orenga. Cuando Pau no acertaba, por allí pasaba su ehrmano Marc para apuntillar una y otra vez a la defensa francesa. Intervinieron todos los bases. Ricky Rubio, ‘Chacho’ Rodríguez, Calderón e incluso Llull, escolta que hace de base casi tan bien como en su posición natural. Funcionó el tiro exterior con Rudy y sobre todo, la ‘bomba’ Navarro.
Mientras, bajo los aros brilló Ibaka.Tanto defensivamente como en el ataque, el hispano-congoleño dejó mates y ‘alley oops’ para el recuerdo junto a ‘gorrazos’ (conocidos también como tapones) que bloqueaban los ataques franceses. El equipo galo se basó en su acierto en los tiros de dos dentro de la zona, pero no era suficiente gracias a los triplazos de Navarro y de Sergio Llull, que no dejaban que los franceses se adelantaran en ningún momento. En los cuatro parciales, España terminó por delante y el último cuarto fue mucho más breve de los que muchos aventuraban, pues la ventaja era muy amplia. Ya podía Francia apurar la posesión o cometer faltas, pero la vida no les iba a dar para cogernos.
España cerrará la primera fase frente a la selección de Serbia, un partido en el que la ÑBA no se juega nada, pues gracias a esta victoria se ha asegurado la primera plaza del grupo A. Pero si había que vengarse de Francia tras la derrota de 2013, también Serbia nos debe una tras eliminarnos en el Mundial de 2010 con un triple en el último suspiro. Orenga lo sabe y hará que sus chicos salgan a ganar, como llevan haciendo todo el Mundial. De hecho, España se parece mucho a la Yugoslavia de los 90 que con Petrovic y Divac comoe estandartes se proclamó campeona del mundo.
Es cierto que Irán y Egipto fueron simples comparsas. De 30 ganamos a los primeros y de 37 a los segundos, pero entonces llegó el primer partido de verdad ante Brasil y España siguió dando la cara. Fue una diferencia de 19 nada desdeñable y contra Francia ha llegado la explosión definitiva. El partido más de verdad de todos los que ha jugado España en este mundial. España dejará Granada saliendo por la puerta grande rumbo a los octavos. La final soñada ante Estados Unidos, que tampoco cede está un pasito más cerca. Los Globetrotters que visten de rojo estarán preparados.
Fuente: www.lainformacion.com
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