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"Los griegos son los hinchas más locos que pude encontrar"

Transcurría la década del 90 y desde su nacimiento supo que el básquet era lo suyo. La ciudad de Kid Rock, de las proezas de los Pistons de Ben Wallace, Richard Hamilton y Chauncey Billops y del sector automotriz, circundaban su andar por aquella ciudad estadounidense. Las calles de Detroit fueron testigos sublimes del esfuerzo que le significaron sus estudios universitarios en Kansas State. Esos caminos sinuosos y minados por numerosos obstáculos moldearon su carácter y reafirmaron su fiereza competitiva. Esto tan solo fue la génesis de la exquisita y pudiente trayectoria basquetbolística de Jeremiah Massey.

Showman, calidad, potencia física y competitividad son cualidades que desplegó el estadounidense nacionalizado macedonio en los distintos rincones del mundo por donde pasó. Pero, claro, Argentina no podía permanecer ajena y en estos años el país se ha erigido en el hogar por excelencia de Jeremiah. El extranjero llegó a Libertad de Sunchales en la temporada 2015-16 donde desplegó un interesante juego que le valió un boleto a la calurosa Santiago del Estero y allí vistió la camiseta de Quimsa y ahora se pasó al archirrival por excelencia: Olímpico de la Banda.

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Con respecto al rol que ocupó en la Fusión y su estadía en Olímpico en, Massey señaló: “En ambas situaciones, me tocaron técnicos que creyeron en mi y en las habilidades que podía demostrar y eso hizo que en cada noche pueda lucirme”. Está más que claro que la Liga Nacional le vino como anillo al dedo, por eso consideró: “Esta es una liga competitiva con buenos jugadores, cada juego es un nuevo reto y una oportunidad para probar que puede estar al máximo nivel”. Para amoldarse a la competición argenta, es necesaria la adaptación al lugar, al contexto y a la sociedad. La buena recepción de la gente suele ser un mimo al alma para estos jugadores y Massey asi lo reconoció: “En Argentina no viví ningún hecho de discriminación. Me parece que los argentinos son decentes”.

Las grandes distancias entre una provincia y otra suele extenuar a los extranjeros que llegan al país, sin embargo este no fue el caso, ya que Massey opinó sobre la cancha más difícil de la Liga: “Sin dudas, es complicado jugar en el estadio de Comunicaciones fue el lugar más duro para jugar porque la cancha no es la mejor y es difícil anotar en los aros que tienen”.

La “gira” del Jeremiah rapero no solo tiene en cuenta a Argentina, sino también a Grecia y España cuya diferencia radica en el estupor de los fanáticos. “Por lejos, los griegos son los hinchas más locos que pude encontrar”, admitió durante la entrevista. ¡Y vaya! Que tiene pruebas de ello. Cuando jugó en Aris Salónica, vivió un terrible momento con los hinchas del PAOK (su clásico rival) y narró: “Un día antes del juego, unos fanáticos locos que andaban en motocicletas me vieron en la camioneta e intentaron romper las ventanas del vehículo. Cuando salí para perseguirlos, uno de ellos lanzó una bengala al interior e intentó quemarlo todo para evitar que juegue al día siguiente, pero no funcionó. Ganamos en su cancha y eso hizo que todo valiera la pena”. Para colmo de males, el PAOK no recibió ninguna sanción porque no pudieron probar el hecho.

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Todavía faltaba mucho hilo en el carretel y España fue otra parada interesante en la biografía basquetbolística de Jeremiah. La tierra de la paella recibió con los brazos abiertos al elegido del Real Madrid, donde se dio el lujo de compartir plantilla con Sergio Llul, Felipe Reyes, un joven NIkola Mirotic y Pepe Sánchez. Sobre ellos, mencionó: “Ellos eran jugadores de elite y sus estadísticas lo prueban, pero no tuvimos la suerte de ganar la Liga en esa temporada. “Pepe fue un jugador increíble, a pesar de que estaba en su última temporada. Un crack con todas las palabras”, destacó. Madrid fue para Massey como el ágora para los griegos, un verdadero hogar donde pudo enfocarse en el trabajo de sus sueños: el básquetbol. Sobre eso, dijo: “Esa ciudad fue la más cómoda donde estuve porque no había ningún tipo de distracciones. Ellos (Real Madrid) se aseguraban de que el jugador estuviera concentrado en los partidos, únicamente”.

A sus 36 años, Massey tiene el suficiente oficio para seguir ligado a la americana, porque su ADN se asemeja a aquel joven que incursionó sus estudios en Kansas State. La pasión, el amor y la diversión por este juego se mantienen inoxidables y piensan continuar proliferando en Santiago del Estero.

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Ramiro Garaffa
Pick&Roll

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