El 23 de septiembre de 1959 nacía en Potirendaba, San Pablo, quien 14 años más tarde comenzaría a cambiar el básquet femenino para siempre, Hortência Maria de Fátima Marcari.
Las crónicas de la época rememoran que a los 9 años llegó a la ciudad de Sao Caetano con sus padres, viviendo en la Rua Silvia, en el barrio de Santa Maria, y estudiando en la Escuela Estadual Coronel Bonifácio de Carvalho.
Gracias al entrenador Waldir Pagan logró ingresar al proyecto de la Secretaría Municipal de Deportes “Adopta un deportista”, y de la mano de la firma Caloi pudo sobrellevar los gastos de transporte e indumentaria, en un momento económico delicado que transitaba su familia.
Finalmente en 1973, y con solo 14 años, el Sao Caetano le firmó su primer contrato, en una carrera que estaría marcada por la gloria plena. Además jugó en Fundacao, Catanduva, Prudentina, Minercal, Constecca/Sedox, Leite Moca, Ponte Preta y Seara.
En todos esos clubes se cansó de cortar redes. Sus títulos más salientes fueron 8 campeonatos paulistas, 7 Taça Brasil, 4 Sudamericanos, 2 Panamericanos y 3 Mundiales. Con la Selección le pasó algo similar: 4 Sudamericanos, 1 Panamericano (una plata y un bronce), 1 Mundial (jugó 5) y una medalla de plata en Juegos Olímpicos de Atlanta (jugó 2). En total estuvo en 137 partidos con una media de 24.4 puntos.
Vale aclarar para algún desprevenido: En un momento de la historia donde las buenas ligas de básquet femenino se contaban con los dedos de una mano (y si nos ponemos a hilar fino sobraban) La Reina Hortencia catapultó la disciplina en Brasil, poniéndola a nivel top. Si sirve el paralelismo para que se dimensione, Hortencia y Paula (quien debutó en 1974) fueron lo mismo (o más) que Larry Bird y Magic Johnson para la NBA.
Pero ese camino lleno de festejos también estuvo marcado por compañía Argentina. En su año debut como profesional (1973) tuvo de compañera a la interna Lilia Ravazzoli, y como férrea rival defendiendo los colores de San Cayetano a Norma “Norminha” Pinto.
Previo a su paso a Prudentina en 1982 llegó a jugar en Catanduva con Antonia “Tony” Socias, mientras que diez años más tarde se daría la conformación de uno de los equipos más recordados en la historia del básquet FIBA, a la par de lo que fue en Europa el TTT Riga de Uļjana Semjonova: el inquebrantable Ponte Preta.
Al asalto que de por sí era jugar con La Reina y nuestra Karina Rodríguez en el mismo equipo, un año más tarde se completó la santísima trinidad con el arribo de Magic Paula. Espectáculo garantizado.
Las otras argentinas que pudieron medirse ante ella a nivel clubes en certámenes brasileños que eran todo un lujo fueron Magdalena Comba, Laura Falabella y Fabiana “Fanti” Rinkewitsch.
Tras esos Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 la Reina decidió retirarse, aunque siguió vinculada al básquet, incluso ocupando cargos en la Confederación Brasileña. Todo un hito. Gracias a lo que generó, le abrió las puertas a miles de chicas que aún hoy pican, tiran y sueñan, gracias al legado de la enorme Hortencia.
Emanuel Niel
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Rodrigo Bamondes 25/05/2023
¡Saludos desde Brasil!
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