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En Neuquén 2001 la “Generación Dorada” sentaba las bases

Hace casi una década, el seleccionado argentino de básquetbol comenzaba a forjar su leyenda de ‘Generación Dorada’ con un primer título en un Torneo de las Américas, que terminaría marcando un dominio en la región.

Además proporcionó un salto de calidad para un núcleo de jugadores que venían creciendo desde el cuarto puesto en el Mundial Sub 22 de Australia 1997.

Luego de su participación a fines de julio en el Sudamericano de Valdivia (Chile), donde Argentina volvió a consagrarse campeón Sudamericano después de 14 años, el equipo dirigido por Rubén Magnano llegaba a Neuquén con la obligación de ratificar ante su público la chapa de máximo favorito.

El seleccionado argentino se instaló en la capital neuquina a principios de agosto, en un hotel céntrico donde los jugadores tuvieron que empezar a lidiar con su creciente popularidad.

Jóvenes y no tanto, se agolpaban diariamente en la puerta del hotel para pedir autógrafos o retratarse con sus ídolos, algo nada común para un seleccionado de básquetbol en ese entonces.

Entre el 16 y el 27 de agosto de 2001, el estadio Ruca Che fue testigo del nacimiento de un seleccionado diferente, cuyo talento, química y solidaridad lo transformaron en modelo de deportividad.

Se forjó, también, la inevitable comparación con seleccionados de otros deportes, donde los egos y las miserias grupales corroían posibilidades de triunfo.

Más de medio plantel estaba conformado por jugadores que en 1997 jugaron en Australia: Fabricio Oberto, Emanuel Ginóbili, Juan ‘Pepe’ Sánchez, Leandro Palladino, Lucas Victoriano, Leonardo Gutiérrez y Andrés Nocioni.

Así, Ginóbili, Palladino, Nocioni y Leo Gutiérrez, más Luis Scola, Hugo Sconochini y Gabriel Fernández formaron parte del equipo albiceleste que fue medalla de bronce en el Preolímpico de Puerto Rico 1999, pero que se quedó sin el pasaporte a Sydney 2000.

El certamen en tierras neuquinas marcó el regreso a una competencia oficial del capitán Sconochini, tras estar suspendido durante 8 meses por dóping.

Curiosamente --o no tanto--, aquel seleccionado Sub 22 fue dirigido por Julio Lamas, quien hoy está otra vez al frente del equipo mayor.

Pero fue el cordobés Magnano, designado entrenador en marzo de 2000, quien modeló la ‘mística’ de conjunto con su exigencia en cada entrenamiento, el tono firme para transmitir conceptos, el apego al trabajo táctico defensivo para sacar el máximo de cada jugador.

Argentina gano invicta el Grupo A, tras vencer sucesivamente a Uruguay (103-63), Estados Unidos --que ‘ninguneó’ el torneo al presentar un equipo universitario y finalizar ultimo-- (108-69), Venezuela (90-73) y Brasil, en tiempo suplementario, (108-98).

En la segunda fase los triunfos fueron ante Islas Vírgenes (98-77), Canadá (85-76), Puerto Rico (95-70) y Panamá (85-76).

En semifinales, los de Magnano volvieron a cruzarse con Canadá, ganándole por 97 a 76.

En la definición, los argentinos extendieron la racha positiva (10-0) frente a Brasil (78-59) para quedarse con el título y comenzar un reinado en Sudamérica que se extiende hasta hoy.

Argentina ganó invicta y con autoridad el Torneo de las Américas 2001, un certamen que terminó marcando el carácter del mejor equipo en la historia del básquetbol nacional, que un año después se clasificaría subcampeón mundial en Indianápolis, al perder en tiempo suplementario con Yugoslavia (77-84).

Con 24 años, Ginóbili ya era la figura y el jugador mas desequilibrante del plantel. ‘Manu’ llegó a Neuquén convertido en el mejor jugador europeo tras los tres títulos obtenidos en la temporada 2001 con el Kinder Bologna.

En cada competencia fue elegido MVP. El status de estrella del bahiense generó roces previos al torneo entre la Confederación Argentina de Básquetbol (CABB) y el club italiano.

Durante la concentración en Valdivia, en el Sudamericano, ‘Manu’ fue citado por el equipo italiano para verificar su estado físico ante una lesión.

Pero el escolta bahiense, ante una de las primeras presiones de su club empleador, manejó con diplomacia la situación: viajó, se recuperó y pudo estar presente en Neuquén para comandar la ofensiva ‘albiceleste’.

Otro gran protagonista de la quincena neuquina fue el alero Sconochini. Durante mucho tiempo fuera del seleccionado, ‘Súper’ Hugo -uno de los jugadores más respetados por la joven camada- dejó en claro su compromiso, entrega y talento como capitán del equipo.

Otros puntos altos del equipo fueron Fabricio Oberto, quien se destacó tanto en defensa como en ataque, el coraje y compromiso de Nocioni, el crecimiento de ‘Pepe’ Sánchez en desmedro de Lucas Victoriano, la defensa y el sorprendente aporte perimetral de Rubén Wolkowyski y la facilidad para anotar del jugador más joven del equipo: Luis Scola.

También integraron el equipo Leonardo Gutiérrez, Gabriel Fernández, Leandro Palladino y Daniel Farabello.

Neuquén gestó el embrión de la ‘Generación Dorada’ que tres años más tarde terminaría consagrándose campeón Olímpico en Atenas 2004.

En poco tiempo y con cinco sobrevivientes de aquella gesta (Ginóbili, Oberto, Sánchez, Nocioni y Scola), Argentina disputará el primer torneo oficial que se juega en el país luego de Neuquén 2001, donde la ‘Generación Dorada’ buscará ganar por primera vez un Preolímpico, para así conquistar uno de los dos cupos previstos para Londres 2012.

TELAM

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