La Laws del más fuerte

• Pablo Tosal (ptosal@pickandroll.com.ar)
• 20/05/2009
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Adrenalina en dosis generosas vende esta final. Los corazones de los cordobeses y marplatenses estallarán prontamente con definiciones como la de anoche. Una serie pareja ofrece como espectáculo hasta los errores, que terminan generando un final de locos, que se define en suplementario por la varita mágica de Andre Laws, que encontró en dos acciones todos los espacios que no tuvo en 44 minutos. Así, con mínimos de aciertos de diferencia, Atenas se puso 3-2 y a una sola victoria de quedarse con un título soñado.

La mentalidad juega un papel fundamental en esta serie. He visto, como pocas veces en mi carrera profesional, el recital del pase negando el tiro al canasto. Y no por defensas cerradas, sino por falta de voluntad de tirar al canasto. Es tan dramática la serie, que nadie quiere cargar con los lanzamientos que saldrán publicados en todas las crónicas del país, que son los tiros del final. Leo Gutiérrez se la pasa a Lábaque y Bruno se la devuelve. Román González se la pasa a Jackson y termina con el juvenil Vega jugando un uno contra uno para errar luego dos libres en la línea.

Bien podría decirse que la pelota y la presión tuvieron un par de kilos más de peso para el local, que ante 10 mil personas se sintió incómodo. Peñarol pudo cerrar el partido con tres acciones consecutivas que dilapidó como si le regalaran situaciones a favor. Un corte por el eje de Byron Johnson, que en vez de volcarla en el contraataque tira una bandeja infantil. Un recupero de Jackson que entrega en las manos de Laws y luego los dos libres de Vega errados. Si el básquetbol es lógico y un equipo hace las cosas para no ganar, el rival no debería perdonarlo.

Atenas no podía cruzar el cerco. Impotente, con su figuras aplacadas y encontrando a Juan Pablo Figueroa como salvador, apenas sobrevivía en el segmento final, pero el equipo local, que se pasaba la pelota por falta de convicción para atacar el aro, tuvo la chance para ganar y no la desperdició. Esta es la única diferencia real. Peñarol volvió a ganar en la valoración, pero Atenas se lleva el partido. El pragmatismo (si se quiere) de adaptarse al viejo adagio “las finales no se juegan: se ganan”.

La final se explica en el 19 iguales del primer cuarto. Cuando Jackson sacó la cara por su equipo (7) mientras Andre Laws contestó con 9 puntos en lo mejor que haría en el partido hasta el final. Osella salió de movida ante la prudencia de conservar a Kanté. Tres triples de Peñarol lo dejaron con vida, ya que Atenas fue mas incisivo para atacar cerca de canasto.

En el segundo cuarto Peñarol tomó 8 de luz (22-30) pero como una constante en toda la serie las ventajas suelen durar poco. Un parcial de 10-1 le devolvió el liderazgo al conjunto cordobés. Que tuvo por primera vez una ofensiva con vías de gol alternativa El coraje de Ferrini, los movimientos de Osella y un triple de Leo Gutiérrez.

Pero el juego era un mundo de fricciones y errores. A falta de 3 minutos, con el partido empatado en 30, Ferrini le puso el codo en la cara a Jackson y el MVP de la fase regular reaccionó mal, por primera vez en la temporada. A Jackson le han pegado todas las defensa del país y su gran virtud fue nunca reaccionar. Como estará la final para que justamente quien es prácticamente “mudo” se caliente con su rival. Se juega con un nivel de intensidad y nervios que saca de quicio a todos.

El hecho que Atenas haya ganado el primer tiempo, dejaba intranquilos a los cordobeses. ¿Se cumpliría la profecía de que ganaría el partido quien perdiera el primer tiempo?. Lo cierto fue que en el tercer cuarto la torta se dio vuelta otra vez. Con un gran arranque Atenas se distanció a 8 puntos 44-36 en el primer minuto, pero un parcial de 6-20 favorable a Peñarol puso a la visista arriba 50-56. En un lapso de 6 minutos, la visita encontró dos triples de Jackson, otro de Tato Rodríguez y 5 puntos de Román González para dejar muy solo a los estériles esfuerzo de Kanté. Por suerte para el local cerró solo a dos puntos (54-56) en el ingreso al segmento final.

Si alguna vez buscan en el diccionario la definición de “paridad” saldrá una foto de Atenas-Peñarol de la temporada 2008/09. Entraron a los dos minutos finales con Peñarol por uno (72-73), luego al minuto y medio final con Atenas arriba por uno (74-73) y finalmente a los últimos 45 segundos del partido empatados en 74. En ese lapso ocurrió lo que se describe en el tercer párrafo, más un agregado insoslayable: luego de errar 5 triples, Juan Pablo Figueroa entendió que el camino hacia el aro estaba cerca y no lejos. Buscando, intentando y forzando las penetraciones consiguió sostener a su equipo en el medio de la oscuridad ofensiva. Peñarol podría haber intentado una defensa zonal para frenar los rompimientos al canasto y la falta de piernas de su personal, pero la presencia amenazante de Leo Gutiérrez acaso frenó la decisión.

Cada acción con clara ventaja que se dilapida es una a favor del rival. Tanto esfuerzo hizo Peñarol por no ganar el partido que al final le salió bien. El técnico Sergio Hernández los reunía para recordarles que ganando por 8 puntos debían ser inteligentes y fue lo último que hicieron. En cambio, las arengas de Magnano laceraban el espíritu de los sus dirigidos, que jugaron los últimos 3 minutos con mucha más energía que su rival imponiendo una defensa de presión y línea de pases que confundió a la visita. La pelota cayó en la definición en manos de Sebastián Vega. El juvenil que cargó mucho de la responsabilidad de la serie, debía meter al menos un libre para ganar, pero erró los dos y el partido fue a suplementario.

Lo único que le faltaba a la serie era un tiempo extra, para seguir sufriendo como parcial y gozando como ajeno. La final esta encantadora desde la incertidumbre aunque a juzgar por las caras en las tribunas es posible que mate alguno de un infarto.

En el suplementario Andre Laws fue el Figueroa del cuarto segmento, el que rompió con sus penetraciones la defensa de Peñarol. Las dos mandadas a canasto encontraron huecos y dobles tan importantes como una victoria.

Por su parte, Jackson y Byron Johnson erraron un libre cada uno en el epílogo sobre un total de 12/23 de equipo (52%) en el partido. Por primera vez en la serie Peñarol tira con menos acierto desde la línea y este dato en un juego cerrado suele ser la clave. A diferencia de Atenas que venía errando mucho en libres y clavó un sorprendente 17/20 desde la línea.

Este ítem será entonces el que Pick and Roll se quede como la diferencia definitiva. Paridad en lo táctico, en el desarrollo y en la ejecución por nivel de personalidad y nervios. En la línea de libres se resuelve el partido. Luego si los errores y aciertos del final que le dan la posibilidad de victoria a Peñarol y no lo toma para que Atenas pueda adueñarse del triunfo y mandar al serie a Mar del plata, sabiendo que en el peor de los casos, la historia se resuelve ante su gente.

Pero viendo como esta la serie: ¿Quién se anima a arriesgar un resultado?

Síntesis
Atenas (70) (79): Juan Pablo Figueroa 11 (x), Andre Laws 16, Juan Manuel Locatelli 6, Leonardo Gutiérrez 14, Djibril Kanté 14 (FI); Bruno Lábaque 2, Diego Osella 5, Cristian Romero 3 y Federico Ferrini 8. DT: Rubén Magnano.

Peñarol (70) (76): Sebastián Rodríguez 15, David Jackson 22, Fernando Malara 6, Byron Johnson 8, Román González 14 (FI); Alejandro Diez 4, José Muruaga 3, Sebastián Vega 2, Lucas Picarelli 0, Alejandro Reinick 2 y Facundo Campazzo 0. DT: Sergio Santos Hernández.

Parciales: 19-19, 39-36, 54-56, 70-70
Árbitros: Alejandro Chitti, Daniel Rodrigo y Roberto Smith
Estadio: Superdomo Orfeo (9600 espectadores)
Serie: 3-2 Atenas
Próximo juego: domingo 24 de mayo en Mar del Plata.

Foto: Majo Gil (mjgil@pickandroll.com.ar)

Pablo Tosal
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