El pasado 2 de abril Pick and Roll anunció que la edición 2020 de la Liga Femenina se había cancelado, y que los cañones pasaban a estar apuntados, con viento a favor, a la disputa de la Liga de Desarrollo Federal, planificada para la segunda parte del año.
Los torneos nacionales de mayores indefectiblemente pasaban a mirarse recién en 2021. Dicha afirmación trató de ser desmentida, pero en el mediodía de hoy la Asociación de Clubes, mediando un comunicado, terminó anunciándolo.
El viernes en diálogo con Pick&Roll TV, el presidente de la Asociación de Clubes, Gerardo Montenegro, aseguró respecto a la Liga Femenina que los equipos no habían llegado siquiera a presentar contratos.
De allí que los mismos no estaban avalados por la AdC. En otras palabras, sin esa aprobación no eran tomados como válidos. Entonces, ¿Dónde quedan paradas hoy las jugadoras con todo esto?
Muy posiblemente esta semana los dirigentes de los siete clubes que iban a disputar la Liga Femenina se reunirán mediante videoconferencia para resolver los temas que quedaron en el tintero.
En relación a los contratos, y más allá de algún punto en común al cual puedan arribar en esta charla que mantendrán en un futuro cercano, todo quedaría reducido a la realidad particular de cada entidad.
Los clubes del área metropolitana tenían pensado usar a las jugadoras en ambos torneos, pero al no saber tampoco cuando inicia la Metro, todo sigue quedando en una gran nebulosa. Hoy la situación es más que difícil para todas las patas de esta mesa llamada básquet femenino.
A la luz de los hechos, dependerá de la espalda económica de cada institución en cuestión, y de la predisposición de ambas partes al momento de negociar y poder llegar a un acuerdo.
Las jugadoras profesionales en peligro de extinción
Sin Liga Nacional 2020, aquellas que se habían volcado a ser profesionales necesariamente deberán buscar otro camino para llegar a fin de mes.
Las que militaron en alguna liga extranjera durante la 2019/20 y pudieron ahorrar, tendrán un par de meses de gracia. Las que se quedaron en el país seguramente tengan un presente mucho más complejo.
A esto se le suma que en 2019 el ENARD había anunciado que a partir de este año cambiaba la modalidad de entrega de becas para el básquet.
Al considerarlo un deporte profesional, los aportes serían solamente en el mes previo a la competencia específica, y en el que se curse el torneo. Nada más.
De esa manera, las jugadoras que integran la preselección nacional mayor dejaron de recibir un ingreso mensual a lo largo de todo el año.
Cuando la pandemia pase el femenino deberá resurgir de entre las cenizas, sin mezquindades ni intentos de sacar ventajas. La situación del básquet sudamericano nunca estuvo peor en la historia, ubicándose cómodamente en el último escalón de niveles de todo el globo.
Será momento entonces de arremangarse, ponerse los pantalones largos y de una buena vez trabajar entre todos para que resurja y crezca en un proceso constante y apuntalado con proyección a mediano y largo plazo.
Emanuel Niel
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